sábado, 31 de octubre de 2009

Analogía entre el Dios que es Bueno y la Diosa que está Buena -Juan Carlos Alonso-

"Qué dulces mentiras, qué grandes verdades, qué nos inventamos para perdurar, qué filosofía, qué honor, qué ironía, que nadie se hiera, que todo se cuide, si sólo mi cuerpo se va a desgarrar.

-Pablo Milanés-

Si nos sinceramos un poco, todos podemos darnos cuenta claramente de la facilidad que tenemos las personas para relativizar las verdades y, sobre todo, para amoldarlas a nuestra conveniencia. Como ya habré citado a Feyerabend en otras oportunidades, “la única verdad absoluta es que no existen verdades absolutas” Cierto. Vamos adoptando la verdades que nos sirven para vivir. Como ejemplo, y yendo al extremo para que quede claro, podríamos decir que hoy sabemos que algo material como una piedra, una planta o una persona, están compuestos en su mayoría, de espacio vacío. Por un lado podemos relativizar esta verdad diciendo que en el futuro posiblemente se descubra que este espacio que creíamos vacío, esta ocupado pro algo más que aún no podemos detectar. Bien, esta verdad” momentánea” nos sirve para hacer estudios a nivel molecular y esto es gracias al desarrollo de nuestro cerebro. Por otro lado también podemos relativizar esta verdad, llevándola a la utilidad que puede tener para la interpretación básica del mundo que tiene nuestro cerebro, o sea, que en la vida cotidiana esta verdad carece de utilidad alguna, ya que nos resulta imposible hacer coincidir la mayoría del espacio vacío que hay entre las moléculas que nos componen y la mayoría de espacio vacío que compone, por ejemplo, una pared, para poder atravesarla. De hecho una de las primeras personas que notó este hallazgo, pensó que concentrándose podría llevar acabo esta proeza y lo intentó varias veces, consiguiendo por resultado, únicamente unos cuantos golpes en la nariz. Podemos concluir afirmando que esta verdad a este nivel, aparte de inútil, es peligrosa.
Estas son dos formas de relativismo en cuanto a un hecho comprobable. Pero ¿Qué pasa cuando nos aferramos y defendemos a una supuesta verdad que ya desde el arranque es indemostrable?
Para ello elaboré una sencilla analogía de cuyos dos componentes, uno sería el siguiente: Pongamos que me gusta con locura la guapísima Nicole Kidman (es un ejemplo, la lista es larga).Entonces, luego de ver sus películas, me informo sobre su vida personal, sus gustos, escucho sus notas, etc. Para comenzar, mediante mi imaginación, a entretejer en mi mente una relación con ella. Si, sí. Una relación completa y como dios manda. Mi cabeza empieza a elaborar imágenes vívidas respaldadas con certezas de fisonomía y forma de ser de ella, que vi en la tele. Por ejemplo me imagino charlando en una cena, paseando por ahí, a los besos, de entre casa, despeinados y discutiendo, e incluso también en la cama!! Conozco en detalle la realidad de su cuerpo desnudo y hasta la forma en que “lo hace”, está bien que en las películas estaba fingiendo a diferencia de la vida real (¿…? Bueno, mejor no entrar en detalles con respecto a este tema je je je).
Lo importante es que yo tengo acumuladas en mi cabeza todas estas imágenes ¿Qué pasaría entonces si comenzara a relativizar? Esto está en mi cabeza, o sea que es parte de una verdad, es mi verdad, no la ideal pero es una verdad al fin. Después de todo la imagen existe y dentro de ella, tanto el físico, como los gestos y la voz de Nicole y míos son idénticos a los reales. Pongamos por caso ahora, que yo me proponga decir a mis amigos, por pura ocurrencia, que en mi último viaje a New York tuve la fortuna de conocer a Nicole Kidman y que, milagrosamente, cuando le fui a hablar, ella se interesó en mí y terminamos teniendo una relación, la cual se la describo con el lujo de los detalles que ideé en mi cabeza. Mis amigos tienen una confianza ciega en mi palabra y me lo creen ya que yo soy una persona “de fiar”. Inmediatamente elaboran una imagen similar a la mía en sus cabezas y de esta manera mi verdad se copió en la de cada uno de ellos, luego, por lo novedoso y llamativo del caso, ellos se lo cuentan a sus amigos y así sucesivamente se va agrandando el círculo, y lo que era, mi verdad, se convierte en la verdad de muchos. Incluso dentro de la cadena de información alguno de sus eslabones puede reemplazar mi persona, en esa historia, por la propia y así crear una variante de mi verdad original transformándola en su verdad.
La realidad es que poco le puede importar a la gente, fuera de mis amistades más próximas, si yo me relacioné con la actriz o no, pero ¿Qué sucede cuando hay una historia más improbable aún, pero que cuenta con un protagonista que satisface una necesidad común a la mayoría de las personas?
Digamos que lo que sucede es algo similar a la idea de dios.
Que esta idea sea aceptada masivamente por la mayoría de las personas (y eso que no consideramos aquí la gran diversidad y ramificaciones que hay de la misma), no quiere decir que deje de ser una fantasía elaborada en la cabeza de cada uno, fantasía que generalmente está basada en la historia que a cada persona le contaron, por casualidad, en el entorno en que fue criada. Me resulta increíble ver como, en este aspecto, se relativiza tanto a una supuesta verdad y encima se la envuelve en un manto de solemnidad tal, que no tolera la más mínima puesta a prueba.
Cada uno tiene la ¿libertad? de creer en lo que quiere. Seguramente. La cantidad de opciones que tiene un chiquito para elegir, sobre temas tan complejos tales como la existencia, son abrumadoras. Yo creo que esa “libertad” a los sumo la tiene de grande, pero puede que o sea lo más común cambiar. Si no fíjense cuántas son las personas que no les gusta el nombre que le pusieron al nacer y cuando son mayores deciden cambiarlo. Esto es similar.
Pocas cosas encuentro más hipócritas que cuando un religioso dice que “respeta” a otras religiones, ya que lo suele hacer de la boca para afuera, mientras que en interiore de su cabeza es muy distinto el panorama.
Sin embargo, cada uno tiene la libertad de creer en lo que cree. Estoy de acuerdo, el problema surge cuando esas creencias empiezan a interactuar con la política de las sociedades y con la educación. Sin ir al extremo, aunque no es un tema menor, de mencionar las matanzas en nombre de los diferentes dioses a los largo de la historia, me refiero, simplemente, en lo cotidiano, en como influyen las iglesias de forma negativa en las políticas de estado importantes.
Volviendo a mi análoga y querida Nicole, es como si yo, basándome en mi verdad, con el apoyo incondicional de mis amigos, me presente ante los abogados de la rubia diva y le exija la mitad de su patrimonio porque en un momento de la relación que tuvimos nos casamos, y ahora, como me que me quiero separar, vengo por lo que me corresponde. Sin dudas, lo primero que harían ellos, es pedirme la evidencia.
Entonces, hay que tener especial cuidado con relativizar las verdades. Podemos decir, tal cosa en mi verdad, tal otra es tu verdad. La diferencia está en cuando una esta basada en la realidad y la otra en una fantasía.
Si yo llevase al mismo nivel de la creencia religiosa mi relación con la guapa, en el caso que eventualmente se diese la posibilidad de comprobar su veracidad teniendo un encuentro con ella, es seguro que termino frustrado por razones naturales. Las fantasías son muy buenas, siempre y cuando, las consideremos como tales, y en caso que las utilicemos como impulsoras de de una futura verdad, como tantas veces ha pasado, entonces hay que ponerse a trabajar en ellas. No es cuestión de asumir que algo es “por que sí” y quedarse de brazos cruzados.
Como dije al principio, vamos utilizando las verdades que nos sirven para vivir. Las
religiones, en el pasado fueron de mucha utilidad, pero hoy ya tenemos motivos de sobra para que pasemos a considerarlas innecesarias. Solo es cuestión de asumirlo, espabilarse, y tener la voluntad de cortar cordón (o la cadena) de una vez, y dejar de escondernos detrás de la pollera. Con dios o sin él vamos a seguir teniendo los mismos problemas y soluciones que tuvimos siempre, como así también a la muerte le vamos a seguir teniendo el mismo miedo natural por más consuelo que nos inventemos.
Tanto el buen dios como la diosa que está buena no son más que la realidad de una superflua fantasía que poco tienen que ver con la verdad que hoy nos toca vivir y que nos es útil.
Saludos… y están todos invitados a la boda!!


fotomontaje: Nicole, yo... y la otra mentira


Juan Carlos

Blogalaxia Tags:

sábado, 24 de octubre de 2009

Algunas reflexiones sobre la risa y el humor -Juan Carlos Alonso-


"Río y no es un desafío a la vida del sueño: es que vivo camino al cementerio."
-Silvio Rodríguez-


Hacerse de gracias de-pura desgracia


Como en tantas de sus reflexiones, Nietzsche no estaba tan errado al proclamar en aquella célebre frase que decía:"El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa". Lo único desacertado de la frase, en este caso, sería que hoy podemos afirmar que no es un “invento” del hombre, sino más bien de los grandes simios, y posiblemente del antepasado común de ellos. No es muy difícil notar la diferencia gestual básica en el rostro de un chimpancé cuando éste muestra los dientes y deducir a partir de allí cuáles son sus intenciones.
Lo que hicimos los humanos, a diferencia de algunos de nuestros primitos primates, fue conseguir que la risa se manifieste como un mecanismo algo bastante más sofisticado que lo que resulta una mueca facial que transmite empatía

Otro brillante filósofo, esta vez, el evolucionista Daniel Dennett, es quien propone que la risa es producto de un dispositivo que tiene nuestro cerebro para depurar “errores” y metafóricamente dice que éste funciona como si fuera un dial, vamos regulando que es lo que nos parece gracioso, moviéndolo y ajustándolo, esto es un poco más…un poco menos gracioso.
Es una idea interesante que aplica tanto para las situaciones externas que nos hacen reír como para las que creamos nosotros cuando queremos ser graciosos. La longitud de este dial cuenta con varias frecuencias donde detenerse a la hora de regular nuestra perilla interna. Tenemos humor ingenuo, tonto, humor absurdo, irónico, sarcástico, humor fino, grosero, gestual, inteligente, humor negro, etc. Todo esto, con sus respectivas subdivisiones temáticas, nos permite tener una amplia gama de posibilidades, combinables entre sí, en el preciso momento que algo nos hizo reír.
A las personas no nos hacen gracias las mismas cosas, eso está más que claro, sin embargo depende también, creo yo, del momento en que estemos pasando o las experiencias que hayamos vivido para que algo nos resulte cómico o no. Quiero decir que algo que en un día nos hizo gracia, otro día puede que ya no (o viceversa).
Acá es donde debo hacer un alto, antes de continuar, para, como es mi costumbre, aplicar la teoría de la mente (o sea, eso de pensar lo que algunos pueden llegar a pensar de lo que yo estoy pensando) y aclarar a quien pueda llegar a decir que la risa es lo más maravilloso que tenemos, y que es como una regalo del cielo, y que por qué todo tiene que surgir de algo malo, y ese tipo de cosas; que cuanto más reflexionemos y sepamos sobre el funcionamiento de nuestro cerebro, mejor nos vamos a desenvolver. Realmente hay un consenso general con respecto a este tema y es que reír nos hace bien, claro que es verdad, pero nunca está demás el saber por qué.
Hecha esta aclaración, continúo. Entre todos los tipos de humor existentes, el que yo prefiero utilizar, generalmente es la ironía, así es que me puse a pensar en qué es lo que tiene de particular este estilo, entre los demás, para resultar favorecido.
Lo bueno de recurrir a la ironía como gracia, es que al invertir el orden de lo que se quiere decir en determinado contexto, se antepone el problema o lo que resulta conflictivo y se lo pone al descubierto sirviendo de advertencia al receptor. O sea, si reírse es una forma de hacer catarsis de lo que, inconcientemente, representa un problema, lo que hace la ironía es colocar elementos para poner a este problema en evidencia, es como si nos dijera reíte tranquilo, pero tomá conciencia que se trata de un problema. Por eso siempre que escuchamos alguna, luego de la risa, algo nos queda sonando como un eco en la cabeza. Esto me lleva a concluir que lo irónico nos dice que el error ya está previsto y nos da una pauta para que trabajemos sobre él, por lo tanto resulta sumamente constructivo, al revés de lo que se suele pensar.
Si giro un poco más mi perilla del dial, me encuentro con la frecuencia vecina a la ironía, que es el sarcasmo, y noto que lo utilizo bastante a la hora de reír. Con este tipo de humor hay que andar en puntillas y tener mucho cuidado ya que por definición su objetivo es la ofensa y el maltrato. Y no basta con el simplismo hipócrita al que recurren muchos, que luego de ofender a alguien, lo resuelven agregando “naahh...te lo digo en chiste” acompañado de una palmadita amigable. Si uno recurre al sarcasmo con alguien que tiene empatía o afecto, como puede llegar a ser una amistad, el motivo por el cual se lo maltrata debería ser con un fin también constructivo, es decir, si alguien no se da cuenta o no ve algún problema, la burla ofensiva puede llegar a resultar una herramienta eficiente para conseguir que tu amigo/a se espabile y vea con más claridad. Generalmente en estos casos, si no queremos perder a un amigo, los más conveniente es explicar el chiste para luego derivar en un conversación seria y abordar el problema. Yo luego de utilizar un sarcasmo suelo volver a girar levemente mi perilla hacia atrás y revertir el maltrato con una ironía que podríamos calificar como inversa. De esta manera es como terminar diciendo “porque te quiero te aporreo”.
El psicólogo evolutivo Steven Pinker, en su libro El mundo de las palabras sostiene que en una relación empática, el humor cordial, más allá de los elementos clave que implican una reducción de la dignidad, se emplea como señal de que la base de la relación es el comunalismo y no la autoridad,.haciendo referencia a las palabras de Samuel Johnson que decía que” No hay dos hombres que puedan estar juntos media hora sin que uno asuma superioridad evidente sobre el otro” Pinker aclara que a primera vista se podría pensar que la parte superior estaría en una posición de dominio, pero no siempre ocurre así, cosa que me parece coherente, ya que aparte de lo que él argumenta en su libro, en casos como el que mencione antes, yo pienso que una de las partes puede hacerse de tal autoridad ya sea por contar con una experiencia previa en el problema, o bien, que el problema al cual la otra parte se enfrenta, a uno no le afecta en la misma medida y esta en mejores condiciones de, a través de un chiste, mostrarle al otro la realidad.
Personalmente, sé bien que utilizar este tipo de humor suele traer como consecuencias que a uno lo tilden de amargo, agrio, ácido, salado, picante (creo que son todos los calificativos gustativos aplicables que me han endilgado), sin embargo si uno realmente tiene buenas intenciones a la hora de ser gracioso con alguien que quiere, finalmente, si es bien interpretado, termino resultando todo un dulce. Nada más terriblemente fascinante que ver la realidad.
Ya que mencioné hace un momento al mundo de las palabras, puedo decir que otra de las formas de humor de mi preferencia son los juegos de palabras. Así como un poeta busca la rima más bella y conveniente o el experto en crucigramas recurre a su intelecto para resolverlos, hay quien cuenta con la habilidad para hacer juegos de palabras que nos resultan graciosos. En este caso ¿Qué error estamos depurando en nuestros cerebros?
Evidentemente no es otra cosa que lo imperfecto de nuestro lenguaje (sea cual fuere), la infinidad de formas que nos pueden llevar a cometer un error de interpretación, por la similitud de dos palabras o los distintos significados de un mismo término, pudiendo derivar en un conflicto que nos meta en problemas. Así como muchos chistes se conforman con la confusión de situaciones, en este caso, la estructura más básica es la confusión de las palabras.
Me es imposible dejar fuera de esta especie de auto análisis de lo humorístico una cuestión fundamental, como lo es la de la temática principal de las cosas que me resultan graciosas o suelo hacer gracias y que es común a la mayoría de las personas, solo que yo, como tantas otras, tal vez enfatizo demasiado. El sexo.
Auggg!!! Llamen a un psicólogo!! ¿Qué error hay ahora? ¿Tengo un problema sexual? ¿Le tengo temor al sexo opuesto? ¿No tengo definida mi sexualidad? Horror!!
Tranquilos. Nada de eso pasa.*
Entonces ¿Por qué nos reímos tanto de lo sexual, y algunos, con mayor insistencia? Pienso yo que esto pasa simplemente porque, más allá, que en la actualidad se hable más abiertamente que antes del tema, aún no deja de ser tabú para las personas. El temor implícito que hace que nos riamos tiene que ser justamente que sea tabú, nos horroriza la idea latente en el inconciente de que por este motivo nos quedemos sin relaciones sexuales. Resultando este punto, como es lógico, en diferente medida para el hombre que para la mujer, pero eso ya es otro tema.
Yo, cada vez que recurro al humor en estas cuestiones, con las chicas, lo hago de manera irónica por los mismos motivos que expliqué antes. A buenas entendedoras, pocas palabras., esto no es una confesión, ni mucho menos una novedad.
Para finalizar me gustaría contar una brevísima anécdota que ejemplifica claramente como entre dos personas surgen diferentes interpretaciones de un mismo hecho gracioso y como funcionamos regulando el dial. Algo muy básico.
Ayer mientras escribía esto, se abrió una ventana del MSN y era una amiga que me decía que le había resultado gracioso el nombre Alain de Botton, que figuraba en mi publicación anterior. Con especial atención le pregunté que era lo que le hacía gracia, suponiendo que era lo mismo que me podría haber hecho gracia a mí si me disponía a jugar con la similitud de las palabras. Me respondió si el próximo post iba a ser de José de “ojal”. Resultando éste el aspecto más “inocente” del juego de palabras, al tiempo yo le hacía referencia de la interpretación de “botón” que en el lunfardo (argot) rioplatense significa alcahuete o policía, resultando un aspecto intermedio, y lo completé con lo que me podía resultar gracioso inicialmente a mí, relacionándolo con la palabra inglesa “bottom” (fondo, utilizado también para culo). Le terminé diciendo que su chiste naif y el mío sexual en el fondo querían decir lo mismo, ya que el ojal se abrocha y el culo también (en argentina solemos usar el término abrochar para el acople sexual). En fin, no se preocupen por la integridad moral de mi amiga que con este tipo de charlas ya está curada de espanto y aún me quiere un poco. Sólo quería poner el ejemplo de como funciona el dial a la hora de querer hacer una gracia.
El tema del humor da mucha tela para cortar, ya que la cantidad de preguntas que pueden llegar a surgir son muchas, sobre cosas como: los que se ríen de casi todo, los que no pueden parar de hacer chistes constantemente, los que no se ríen por uno u otro motivo de nada, los que se dedican a hacer humor profesional y generalmente son tipos serios en su vida cotidiana, los límites del dial que hacen que a veces lloremos de risa o reímos mientras lloramos amargamente, etc. De momento yo sólo reflexioné sobre el humor que prefiero para entender el por qué y saber en que se relaciona conmigo. Tal vez cada uno de ustedes puede hacerse la misma pregunta e intentar responderla según sean sus gustos.
Entre tanto material que hay, para dejarles un video cómico, decidí escoger este clásico del grupo argentino Les Luthiers, ya que aborda la temática de uno de los aspectos mencionados en mi publicación anterior sobre los por qué de los chicos y que se titula "La gallina dijo eureka". Espero, si no lo conocen, les guste.
No olvidemos que mostrando los dientes le hacemos frente a los problemas…una de las dos maneras favorece una convivencia más amable en sociedad ¿Cuál preferimos?
Dime de que te ríes y te diré a que le temes.

Saludos y…gracias

Juan Carlos

* A los lectores escépticos, con respecto a este punto, lamentablemente, sólo puedo decirles que confíen en mi palabra. A las lectoras escépticas también, aunque si son muy, muy escépticas me piden el teléfono y combinamos la forma de que lo comprueben con evidencias… jíjíjí






Blogalaxia Tags:

viernes, 16 de octubre de 2009

Una Filosofía del Éxito más Benévola y Moderada - Alain de Botton-

"Antes iban de profetas y ahora el éxito es su meta; mercaderes, traficantes, más que nausea dan tristeza, no rozaron ni un instante la belleza..."
-Luis Eduardo Aute-



comentarios: Juan Carlos Alonso

video: Alain de Botton


El Secreto del éxito


Hoy quise publicar, para compartir con ustedes, esta breve conferencia del divulgador de filosofía, suizo, Alain de Botton, porque me pareció que en ella aborda de manera sencilla un tema más que interesante y que afecta a un gran número de personas, más que nada en estos tiempos.
Luego de escucharla, me puse a pensar para elaborar, éste, mi comentario previo, en como entrarle a esta cuestión del éxito, que es de lo que trata. Por lo sospechosamente relativo del término decidí recurrir al diccionario de la RAE y comprobar qué tenían para decirme exactamente sus acepciones:
(Del latín éxitus, salida). Resultado feliz de un negocio, actuación, etc. Buena aceptación que tiene alguien o algo. Fin o terminación de un negocio o asunto.
Veo que todo esto está relacionado directamente con la economía y la felicidad, con la aceptación y la popularidad, y también con algún finiquito. Nada dice sobre su significado en el aspecto biológico ¿Será que la salida o el finiquito del mismo -léase muerte- nada tiene que ver con la felicidad y mucho menos con la aceptación? ¿Será que si consideramos que el sólo hecho de nacer ya significa un éxito genético, alguien teme que nos quedemos cruzados de brazos el resto de la vida por aquello de crea fama y échate a dormir? ¿O tal vez no sea conveniente resaltar demasiado que el haber nacido es el mayor triunfo propio contra la improbabilidad, no sea cosa que valoremos la vida más de lo que a algunas instituciones les gustaría? Para nuestra biología sabemos que se considera exitoso llegar al mundo a través de un parto, crecer hasta alcanzar la madurez sexual, reproducirse transmitiendo los genes, sobrevivir unos años más para criar los hijos y ya. Tema resuelto. De hecho, nuestros antepasados no vivían muchos años más que los necesarios para alcanzar este objetivo.
Cualquiera que haya detectado una pincelada de ironía en el tinte las preguntas formuladas anteriormente podría decir que el acto del nacimiento biológico cuadra perfectamente con la primera acepción del término, tanto como con la segunda e incluso en algunos casos hasta con la tercera. Y tienen razón, se trata, sin dudas, de un éxito total para todos, bebé, madre, padre, familiares y amigos. Todos felices. Localidades agotadas en la nursery.
Entonces ¿Por qué la ironía? La ironía surge porque a partir del momento en que el bebé ve la luz, si éste es completamente sano, muchos padres, en cuanto a su biología, pareciera como si estuviesen programados para considerarla únicamente a la hora de alimentarlo y cambiarle los pañales. Por lo demás ya no es un ser biológico, es mucho más, algo muy especial, una criatura provista de alma, un milagro de dios con derecho a un lugar privilegiado en la naturaleza (siempre y cuando en el futuro siga determinadas reglas, claro)
En mi opinión este es punto de partida donde inicia el problema, ya que a partir de ahora es cuando el bebé empieza, como es lógico, a recibir cantidades enormes de información. Durante la niñez la recepción de datos se incrementa de manera vertiginosa, y más allá que las intenciones de los adultos responsables de prepararlo, para que el chico pueda desenvolverse de la mejor manera posible en el futuro y se convierta en una persona exitosa, sean buenas, sus resultados pueden terminar siendo contraproducentes.
¿Por qué?
Vaya pregunta, a muchos padres les suele fastidiar cuando su hijo atraviesa esa maravillosa etapa donde esta pregunta se repite a cada momento. Este fastidio se debe principalmente, en la mayoría de los casos, a una falta de conocimiento, y en otros, a la incomodidad en que los coloca la eventual pregunta. Entonces las reacciones, cuando no se sabe la respuesta, pueden ser variadas: Éstas van desde responder con una fantasía que esté en cierta medida aceptada socialmente, pasando por el clásico “todavía no tenés edad suficiente para saber eso”, hasta llegar al “No molestes con tus preguntas que hoy estoy cansado/a, andá a jugar y mañana preguntale a tu maestra y ahora dejame que quiero ver la tele”
Todo esto, sin duda alguna, resulta contraproducente. En primer lugar porque la fantasía, mas allá que es una herramienta excelente para estimular el cerebro de un chico y en ciertos casos sea muy útil, cuando ésta basada sobre una estructura muy sólida, en cuanto a su popularidad y aceptación, lo más probable es que continúe manteniéndola como real en su edad adulta, como es el caso de la religión y otras supersticiones no menos ficticias. En segundo término, el evadir la respuesta desalienta de manera devastadora la curiosidad del chico, echando por tierra toda expectativa de encontrar las respuestas que podía llegar a obtener éste, en la fuente más confiable con la que cuenta, que son sus padres. Todo esto constituye el preámbulo de lo que muy posiblemente terminará resultando en una persona adulta apagada, sin demasiadas expectativas, que se refugia en la seguridad de un camino ya trazado y cuyo objetivo a alcanzar es algo que ya está preestablecido sin hacerse planteos importantes. Lo podríamos llamar un auténtico ciudadano modelo.
Para los que gustan de las opiniones extremistas, aclaro que con esto no quiero decir que haya que descartar determinadas pautas establecidas en la educación para guiar a alguien a respetar las normas de convivencia en una sociedad. Simplemente quiero decir que no me parece nada bueno aplacar la curiosidad ni con mentiras ni con evasivas.
Para ir acercándome al destino donde quiero llegar, que es el concepto que puede llegar a tener un individuo de lo que significa alcanzar el éxito personal en lo que a lo sociocultural respecta, debo detenerme un momento en dos palabras que están incrustadas en una de las respuestas frecuentes que los padres suelen dar a sus hijos y que puse como ejemplo anteriormente, las cuales representan un punto fundamental para la conformación de un círculo vicioso del cual, en muchos casos, resulta casi imposible salir.
“Estoy cansado”
Estas dos simples palabras resumen varias cosas, tales como:”Estuve todo el día trabajando para que puedas comer, estudiar y comprarte ropa y tus juguetes, merezco un rato al día para poder distenderme (o distraerme) y no es justo sacrificarlo para ponerme a investigar y responder a tus ocurrencias”, “Tengo muchas líos o preocupaciones más importante en el trabajo y a esta hora no me da la cabeza para responder”, etc. Todo esto generalmente le sirve a uno para auto justificarse en el caso que se presenta dicha situación y no carece de lógica, ya que es parte de una realidad latente y generalizada. Definitivamente cuando hay razones válidas de ambos lados se conforma este círculo vicioso.
Si miramos desde fuera, parece increíble que con todo el desarrollo de la tecnología que contamos en la actualidad para satisfacer nuestras necesidades y simplificarnos las tareas, pareciera que cada vez contemos con menos tiempo libre para dedicar a la crianza de nuestros hijos o, si no los tenemos, para hacer lo que nos entre en gana.
Analizar esta cuestión es indudablemente entrar a deslizarse por terrenos bien resbaladizos, es como intentar distinguir si alguien es mediocremente conformista o simplemente carece de exceso de ambición. Tenemos la costumbre de hacer esta diferencia según pautas establecidas en la sociedad y que suelen expresarse mediante estereotipos. Para ser más claro, ves a un tipo sencillo que alcanzó determinada posición en la escalada social y ahí se plantó, no avanzó más. Lo primero que se suele pensar es, este tipo es un conformista, un mediocre. Y puede que lo sea, pero a casi nadie se le ocurre pensar que, tal vez, él mismo decidió llegar hasta ahí y no aceptar más responsabilidades que le representen una inversión mayor de tiempo o energía.
¿Cuál sería hoy el estereotipo que define a una mujer u hombre de éxito?
No hay que ser muy despierto para darse cuenta que el dinero y las pertenencias son el termómetro que mide el nivel de éxito que una persona alcanza en la vida. Cuanto más dinero y más pertenencias mayor éxito!! ¡Ahí esta el objetivo! ¡Adelante mis valientes!
¡¡Corran tras él!! En muchos casos hasta no importa el medio, lo que hay que alcanzar es el fin, así es que, uno se puede deshacer tranquilamente de sus escrúpulos, si es que en algún momento los tuvo. Sabemos que hay muchas personas que encajan perfectamente con este perfil y se lanzan en busca de este tipo de éxito con astucia, y me parece muy bien, pero ¿qué pasa con las otras tantas que al alcanzarlo se dan cuenta que no les satisface o es demasiado el costo que tienen que pagar y sufren? Y ¿qué pasa con las muchísimas más que no lo consiguen y se frustran en el intento?
El consumismo voraz y la excesiva necesidad de ser aceptado de estos tiempos tienen una gran responsabilidad en todo esto y considero, que está más que claro, que todo lo que mencioné sobre la cuestión de la infancia tiene una influencia directa, la cual predispone a mucha gente a que no tenga más elección que entrar en el círculo vicioso.
A mis amigos extremistas, si lo pensaron, les aclaro que no, no pienso en que haya que salir del sistema de manera abrupta y volver al taparrabos ni a vivir de la naturaleza. Aunque si pienso que es muy importante, como dije al principio, tener en cuenta nuestra biología, ya que sabemos que la economía en la naturaleza juega un rol crucial, sabemos también lo que significa el status y la competencia, sabemos que nuestra cultura es producto de nuestro cerebro y deberíamos aceptar de una vez por todas que éste es producto de la evolución darwiniana. Ya aprendimos que la selección natural es ciega y derrochona, sólo resta entender que nosotros vemos y tenemos medianamente la capacidad de controlar y regular los costos y beneficios. Si seguimos con la actitud necia e infantil de no querer ver la realidad. Estamos desaprovechando esta oportunidad única que tenemos como especie de alcanzar un éxito mayor al que ya alcanzamos. Debemos tener en cuenta que en tiempo evolutivo, estamos recién llegados y así como llegamos podemos desaparecer.
Para el bien del conjunto, es nuestra responsabilidad individual, intentar romper con este círculo ¿Cómo se puede hacer?
Pregúntense quién fue primero ¿El huevo o la gallina? Antes no teníamos respuesta. Hoy ya lo sabemos… y por ahí sospecho que pasa el secreto de la solución.
Para despedirme reivindico lo que dice de Botton en su discurso como ejemplo. Trabajar en una idea propia. No hagamos caso a falsos profetas con sus mentiras ni a los gurúes con sus recetas baratas basados en la motivación. El éxito así como la felicidad nunca pueden ser constantes por naturaleza, que esto nos sirva para encontrar el equilibrio.
No olvidemos que cuanta más gente frustrada, disconforme, triste, enojada y necesitada haya, más problemas tenemos todos y más se complica nuestra convivencia.

Saludos y éxitos!!

Juan Carlos


*activar subtítulos base de la pantalla

**pantalla completa ángulo superior derecho de la pantalla






Blogalaxia Tags:

lunes, 12 de octubre de 2009

Creciendo en el Universo 4 -Richard Dawkins-



"En el jardín de la noche hay una rosa, luminosa que me mira fijamente a los ojos. Parpadea y me quiere decir cosas—tantas cosas que no sé—"
-Silvio Rodríguez-



Cuarta entrega del ciclo de las cinco charlas navideñas que Richard Dawkins presentó en la Royal Institution en 1991. Como las tres anteriores publicadas en este blog, a esta también la podemos calificar de sorprendente e imperdible, ya que aborda temas fundamentales para la comprensión del orígen y funcionamiento de la vida misma. Bajo el título de El jardín ultravioleta, podemos aprender en este capítulo sobre cómo adoptando una visión diferente de la naturaleza de la cual formamos parte, es factible adquirir el conocimiento necesario para percibir el mundo que nos rodea de una manera más realista y, sobre todo, más útil, si es que queremos sacar el mejor provecho para todos.

Saludos!!


Juan Carlos

*Activar subtítulos en español ángulo inferior derecho

**Pantalla completa ángulo inferior derecho


martes, 6 de octubre de 2009

Los Primeros Destellos de un Bright. Una Historia Personal. Parte II -Juan Carlos Alonso-

"Suele la vida tener altas y bajas, y uno los acomoda según su comunión, si pude haberte dicho tanta cosa falsa será porque tu ambiguo corazón lo permitió."

-Amaury Pérez-


Una experiencia religiograciosa


Continúo con el relato que narra los primeros contactos que tuve con la cuestión religiosa durante mi infancia, los mismos que más tarde, analizados en retrospectiva, veo como claros signos que anunciarían lo que iba a derivar en, primero, mi descreencia en la iglesia y posteriormente mi descreencia de dios.
Me gustaría aclarar que no hice mención en el post anterior de mi primera experiencia religiosa, la cual fue través del bautismo, por razones mucho más que obvias (tenía mollera en lugar de cráneo). Lo único que puedo decir con relación al tema es que unos años más tarde tenía la extravagante idea que si tomabas un trago de agua bendita te morías. No sé, imaginaba que estaba sometida a un proceso especial, que beberla resultaba prohibitivo, era todo tan sagrado, infundía tanto respeto, por no decir miedo, que tenía sin fundamentación alguna, esa impresión. Cuando averigüé que el proceso al cual estaba sometida el agua para convertirse en bendita era un simple movimiento de moléculas de aire empujadas por las palabras de un tipo con “autoridad” para hacerlo, reconozco que me causó gracia haber sido tan ingenuo.
Bueno, aclarado esto, hacia los bebestibles está dirigida la segunda instancia de mi cuento religioso.
Mi mamá es de creencia católica y siempre tuvo la devota costumbre de, entre otras fechas eclesiásticas, concurrir a determinada iglesia para la pascua. Una noche de sábado de resurrección, contando yo con unos siete u ocho años de vida, me preguntó si quería acompañarla a la misa y yo sin dudarlo demasiado accedí. Como habíamos llegado algo temprano, para hacer tiempo me llevó a Sofía, que era una pizzería que quedaba a la vuelta de la iglesia. Este lugar tenía la particularidad de contar con una carta donde ofrecían una gran variedad de cocktails. Entre esa variedad, había muchos sin alcohol para los chicos. Todos muy coloridos y con nombres atractivos para uno. Mi preferido se llamaba Topo Giggio (nombre de un personaje de un programa infantil de televisión). Yo, a partir de ese momento quedé fascinado con ese lugar y fue esa misma noche que iniciamos un acuerdo implícito de mutua extorsión con mi santa madre, a la hora de concurrir a la iglesia para esas fechas. Como la misa sinceramente me había resultado algo bastante aburrido, quedamos en que yo la acompañaba a la iglesia si ella me llevaba a Sofía a la vez que ella me llevaba a Sofía si yo iba a la iglesia. Trato hecho. Durante los siguientes tres años consecutivos lo celebramos sistemáticamente.
Tal vez aporte algo a la historia, a manera anecdótica, aclarar que veinte años después terminé haciendo, por hobby, un curso de bartender en el que aprendí a hacer tragos igual de coloridos, pero nada recomendables para esos locos bajitos, que si los prueban, es difícil que se incorporen.(Por citar al bueno de Serrat).
Este acuerdo tácito, tan inocente como extorsivo, fue el preámbulo ideal para relatar el siguiente tramo de mi historia que podría definirlo como la auténtica farsa que resultó mi primera comunión.
Cumplida ya la primera década es cuando en uno comienza a manifestarse de manera algo más conciente esa aún ingenua, pero evidente, curiosidad por el sexo opuesto, curiosidad que muchos chicos suelen renegar, ante terceros, por una simple cuestión de vergüenza.
Yo me había hecho de una nueva amiga que vivía a mitad de cuadra, una guapita que me tenía algo cautivado, lo que no recuerdo bien es cómo era su nombre, María…algo, creo.
Una tarde me contó, emocionada, que en unos meses iba a tomar su primera comunión y festejar luego con su correspondiente fiesta. Suficiente motivo para que yo corra presuroso a tironearle la pollera a mi mamá. Mamá, mamá quiero tomar la comunión!! Ella, con buena predisposición hizo las averiguaciones pertinentes y luego me comunicó la desalentadora noticia, la cual me cayó como un balde de agua fría: Para tomar la comunión había que cursar dos años de catecismo.¿Dos años? Definitivamente no era viable. Primero, que por mucho, no me daba el tiempo para tomarla junto con mi vecinita, y segundo que si me hubiera dado el tiempo, la verdad es que no lo hubiera hechoal tener que pagar un costo tan alto por ello. Fue entonces cuando ocurrió el “milagro”. ¿Se trataría de uno de esos tan mencionados caminos misteriosos que utiliza el señor y que las personas gustan de aprovechar para justificar absolutamente cualquier cosa que ocurra? Lo que pasó puntualmente es que por esos días, cuando yo ya había dado todo por perdido, retornó al barrio un cura bastante respetado y querido por los vecinos. Él venía de haber trabajado durante unos años en un leprosario del norte del país. Aparentemente estaría más allá del bien y del mal en las cuestiones burocráticas, porque cuando a través de mi mamá, me citó para hablar conmigo, la conversación fue la siguiente:
-¿Por qué querés tomar la comunión?
Antes que empiece a decir cualquier cosa (como tenía planeado según el discurso oficial)
Me miró fijo y me dijo con tono bondadoso pero firme - La verdad.
- Porque mi vecina la va a tomar y yo también quiero.
- ¿Vos crees en Dios?
- Sí.
- ¿Sabés el padre nuestro?
- Sí.
- Bueno, vamos a hacer una cosa, vos estudiate el credo y el rosario que yo te confieso y te doy la comunión, quedate tranquilo que por este tipo “trampitas” dios no se enoja.
Alegría. Trato hecho otra vez. Al tiempo y sin mayor esfuerzo tomé la primera comunión con mi amiguita y luego celebramos una fiesta conjunta en mi casa. Toda una completa farsa religiosa. Aunque la ansiada relación no pasó de un único beso que llegó unos días después, al menos, mi objetivo estaba cumplido.
Algunos podrán ver hoy la actitud del cura como un hecho altruista, después de haber vivido tanta desgracia entre los enfermos de lepra, un arreglo como este sería un tema menor, sin embargo yo no dejo de verlo como una trampa, a cualquier precio, para reclutar inocentes criaturas. Por más que yo no haya sido tan inocente y haya sido partícipe, por la inutilidad del hecho, admito que no me arrepiento en lo más mínimo.
Ah un detalle que olvidaba, el nombre del cura era Padre Argentino. Cualquier suspicacia idiosincrásica que esto pueda llegar a despertar, la acepto sin problemas. Cura, argentino y tramposo. No hay mucho más que agregar.
Con el pseudo sacramento ya consumado, durante ese año y el siguiente hice un par de intentos de leer la biblia, pero estos resultaron infructuosos, no llegué ni a la mitad. En un comienzo por desinterés y luego porque este librito fue reemplazado automáticamente, ni bien cayó en mis manos, por una bendita causalidad, el Fundación de Isaac Asimov. En ese momento me di cuenta que prefería leer una ficción realista a una realidad ficticia. Inmediatamente, a los doce, mi mamá me compró el Cosmos de Carl Sagan, porque me había cautivado la serie televisiva. A partir de ahí mi cabeza empezó a funcionar de otra manera y paulatinamente, encontrando cada vez más sólidos fundamentos, la cuestión religiosa fue perdiendo argumentación y ya nunca más hubo retorno.
Me resulta relevante contar, porque no siempre fui un embustero, que unos años más tarde se me presentó la oportunidad de blanquear el tema y confirmar definitivamente mi irreligiosidad
¿Ante dios? Obviamente que no, necesitaba celebrar mi propia auto excomunión Durante la instrucción del servicio militar obligatorio, quienes la hayan hecho sabrán lo duro que resultan los primeros meses, tanto en lo físico como en lo psicológico. En esta etapa nos daban la posibilidad de tomar el sacramento de confirmación y como resultaba lógico la mayoría de mis compañeros, sean éstos creyentes o no, asistían sin dudarlo al curso previo, ya que esto representaba una manera justificada de evadirse unas cuantas horas a la semana de los ejercicios forzados, insultos gratuitos o trabajos desagradables. Ahí, luego de pensarlo un instante, fue que dije no. Basta de mentiras, y al no asistir creo que saldé una cuenta que me debía a mí mismo.
Y así es como se acaba el cuento de mi historia espiritual, definitivamente una experiencia entre religiosa y graciosa.
Lo único que me resta decir, que me parece realmente importante es que le estoy muy agradecido a mis padres, sobre todo a mi mamá (o santa madre como a veces la llamo) porque siempre, pero más que nada cuando era chico, que es la edad más vulnerable, respetaron mi postura y me dieron la libertad de elegir pensar lo que yo quiera, sin intentar siquiera inculcarme alguna ideología a la fuerza. Esto, al ver alrededor experiencias ajenas, para mí es de un valor incalculable.

Saludos!!


Foto: evidencia gráfica de un servidor en plena farsa

Juan Carlos

sábado, 3 de octubre de 2009

Los Primeros Destellos en la vida de un Bright. Una Historia Personal. Parte I -Juan Carlos Alonso-


"...y al fin supo del aullido, y del último estallido mi abuelo supo el amor."

-Silvio Rodríguez-

El Día que Jesús me rompió el alma


Siempre que surge la oportunidad, en una conversación entre gente que no cree en la existencia de ningún dios, se suele hacer el chiste de preguntarle al otro si es ateo cristiano, ateo judío o qué tipo de ateo es, ya que lo más común en las generaciones actuales es que las personas tengan algún tipo de ascendencia religiosa.
Como no me gusta demasiado el término ateo, ya que prefiero definirme por lo que soy y no por lo que me diferencio de una mayoría determinada, podria decir en este caso, para responder al chiste, que soy un bright católico.
Es claro que la infancia es una etapa crucial, teniendo en cuenta que es en la que un ser humano recibe constantemente grandes cantidades de información para su formación, la cual puede inferir de manera significativa en su futura madurez.
Estando yo actualmente en una de esas etapas ocasionales de la vida en que uno va haciendo, a modo de inventario, algunos borradores y revisiones de lo hecho hasta el momento, al mirar hacia atrás y traer, a través del recuerdo, mi infancia al presente, me parece oportuno relatar algunas anécdotas puntuales de mi interacción con la cuestión religiosa, ya que éstas son las que fueron definiendo y despejando el camino que condujo a mi actual postura en este aspecto el pensamiento.
Me parece prudente, antes de comenzar con el relato, aclarar que soy conciente que nuestro cerebro cuando aplica la función recuerdos, al procesar la información y encontrase con un espacio en blanco, automáticamente lo rellena con algún dato que se inventa de manera inconciente, dándole así un sentido redondeado la historia que se está recordando. Sin embargo, también soy conciente que cuento con una buena memoria de largo plazo, y sobre todo para recordar los hechos que me resultan graciosos o divertidos. A veces mis amigos se fastidian cuando repito las historias, pero como muchos, es el mecanismo que tengo para mantenerlas vigentes sin alterar su veracidad. Suelo captar con facilidad cuando alguien recuerda una vieja anécdota común, al narrarla, como a veces la exagera un poco o le hace agregados, o incluso a veces se invierten los protagonistas de un hecho, para que ésta resulte más significativa.
Así es que pueden quedar tranquilos que esta historia, como afortunadamente se esta usando hoy en día, cada vez más en las películas o novelas, y resultando un buen indicador de necesidades, lleva la etiqueta de “basada en hechos reales”.
La voy a dividir en dos publicaciones., comienzo con la primera que es la del día que Jesús me rompió el alma:
Recuerdo muy nítidamente que cuando aún era un enano, cada vez que me mandaba alguna travesura (no eran tantas ni tampoco tan pocas) mi abuelo me decía frunciendo el ceño con tono algo amenazante: Te voy a romper el alma!!
Mi abuelo era un hombre de ex profesión policía, contaba con lo que se dice un carácter fuerte y en ciertas ocasiones mostraba tener pocas pulgas, pudiéndoselo encasillar en su descripción como un tipo malhumorado. Sin embargo, era de esas personas que te demuestran su cariño sin necesidad de recurrir demasiado a las palabras, se remiten a los hechos que, a mí entender, es lo que más importa. Esta forma de querencia, más allá que muchos piensen lo contrario, me parece de lo mejor porque hace que un chico se vaya formando sin ser tan dependiente. Durante los escasos diez años que conviví con él me hizo sentir muy querido y viceversa, pudiendo hoy reconocer que llevo parte de su legado, tanto en algunas características genéticas como también en otras culturales, como es natural.
Ahora es cuando debo aclarar que jamás llevó a cabo su amenaza…
¿O si?

Cada vez que yo escuchaba la metáfora “te voy a romper el alma” obviamente lo primero que imaginaba, era que se venía una literal patada en el culo o un coscorrón (cosa que nunca ocurría) era un niño de 5 ó 6 años pero no un idiota.
Un buen día, en mi habitación, mientras cumplía una de esas penitencias impuestas, que antes estaban tan a la moda, estas del tipo “no mirar la televisión” o “no salir a jugar”, en mi cabeza empezó a reverberar esa palabra...alma. y como es lógico comencé a hacerme, lo que se puede llegar a reconocer ahora, como las primera preguntas existenciales. Debo reconocer que en esos días mi curiosidad pasaba por saber el lugar donde se encontraba ubicada, mucho más que lo que significaba el término en sí. Me parece que ya lo conté en un post anterior (esto demuestra que soy consecuente con mi aclaración de repetir las historias je je,ustedes disculpen). No me pregunten por qué, pero yo deduje en ese momento que el alma se encontraba en la panza. Al tratar de despejar dudas, consultando con adultos este tema, me encontraba con ese mismo tipo de evasivas como las que un chico se solía topar antes, ante la clásica pregunta ¿de donde vienen los chicos? O bien, si no eran evasivas, uno obtenía respuestas insatisfactorias. El equivalente al repollo o la cigüeña a mi duda sobre el alma solía ser: “Es algo que está adentro tuyo y es lo que te hace bueno” ¿Bueno? Si justamente estaba empezando a pensar en el alma porque me había portado mal. Demasiada contradicción para un chico de tan corta edad. Decidí entonces mantener mi teoría intuitiva de que esta cosa que nunca tuve en claro exactamente qué era, se alojaba en la panza y ya.
No pasó mucho tiempo hasta que el tema volvió a instalarse en mi cabeza. Fue otro buen día cualquiera, el que en la escuela la maestra dijo: Saquen el cuaderno y el manual que hoy vamos a estudiar el aparato digestivo…
¡Zaz! ¿Todo eso tenemos adentro de la panza? Entre intestino grueso, intestino delgado, duodeno, estómago, colon transverso, etc. Me di cuenta que si el alma residía en ese ámbito, debería tratarse de algo bastante más retorcido de lo que pensaba, así que luego de un tiempo de digerir la idea, y utilizando el camino más recto, sencillamente la evacué. Fue a partir de ese momento en que me transformé en un niño, aún creyente, pero desalmado.
Unos pocos años después fallecía mi abuelo, al cual le voy a estar agradecido mientras viva, el haberme instalado, aunque sea sin querer, mediante una simple frase, semejante interrogante.
Este fue uno de los primeros interrogantes que recuerdo, en los que aparecieron signos prematuros de desconfianza hacia el tema religioso. O sea, por esos años creía en dios que estaba en el cielo como me contaban, el cielo resultaba algo inalcanzable como para comprobarlo, incluso tenía el hábito de rezar cada noche, pero no podía aceptar de ninguna manera que me digan que yo tenía algo adentro, que encima, nadie me sabía explicar concretamente qué era. Yo tenía la certeza que no lo sentía o sea que me deshice de esta idea. Luego, con el tiempo lógicamente fui madurando dicha idea a través de los hechos y la reflexíón.
Ah por cierto, si a alguien le despierta curiosidad, el nombre de mi abuelo era Jesús y tal como empecé, puedo concluir diciendo que fue quien, en principio, me rompió el alma.

Continuará la historia en el próximo post con: Una experiencia religiograciosa
Saludos!!
foto: Un desalmado servidor


Juan Carlos