jueves, 28 de octubre de 2010

Adarme Divulgación -Susan Blackmore-




"Porque ha pasado que historia se convierte en palabras,
ha pasado que el mundo se convierte en palabras,
ha pasado que todo se convierte en palabras,
palabras, palabras, palabras a granel."

-Silvio Rodríguez-




Hoy les traemos en ésta, nuestra sección Adarme divulgación, el fragmento del excelente libro de Susan Blackmore, que se complementa con el publicado anteriormente ¿Por qué no podemos dejar de pensar? tal cual nos habíamos comprometido. Espero sirva para discernir estas cuestiones.
Sludos
Juan Carlos



¿POR QUÉ HABLAMOS TANTO?


Hablar tanto cuesta energía, mucha energía. Para pensar hay que gastar energía pero para hablar, todavía se necesita más. Durante un acto de habla (lo que incluye escuchar y comprender), hay que activar varias áreas del cerebro y, además, la propia producción de sonidos también constituye un dispendio. Pensemos por ejemplo en alguna ocasión en que hayamos estado enfermos, lo costoso que representa ponerse a hablar. Es posible que, tumbados en la cama de un hospital, no nos cueste demasiado pensar pero en cuanto el personal sanitario empieza a hacernos preguntas, sólo atinamos a responder con débiles monosílabos. Más adelante, con la recuperación llegan los ánimos, las sonrisas y la conversación intrascendentes sobre la comida que recibimos o los planes que tenemos para cuando nos den el alta.
Un aficionado a la alta fidelidad sabe bien cuánta energía se precisa para tener unos buenos amplificadores conectados al equipo de música y lo caro que resulta un sistema de sonido de alta calidad y volumen.
Por otra parte, si se dispone únicamente de un aparato de radio de poca monta con control analógico, es necesario dar muchas vueltas al dial para mantener un volumen y una sintonía ajustados, con lo cual se consume mucha energía.
Este enorme dispendio de energía es bastante chocante. Los humanos debemos trabajar mucho para costearnos toda la energía que consumimos y, por otro lado, una utilización racional de la energía representa un factor crítico de supervivencia. Si podemos componérnoslas para gasta menos energía que el vecino, es muy probable que en épocas de restricción sepamos apañarnos mejor que él ya sea para encontrar alimentos que escasean o para aparearnos con el candidato más solicitado y, a la sazón, trasmitir nuestros genes. Así las cosas, ¿Por qué la evolución habrá producido unas criaturas que hablan en cuanto tienen la oportunidad?
Se me ocurren varias respuestas. Para empezar, es posible que a fin de cuentas exista una explicación biológica coherente. Hablar puede tener una función importante que desconozco. Quizás sirva para consolidar relaciones sociales o para intercambiar informaciones útiles. Más adelante me dedicaré a pensar en ello.
En segundo lugar, los sociobiólogos podrían argumentar que con la evolución del lenguaje, la cultura se ha descarriado si quiera temporalmente y que el aspecto cultural del habla ha alcanzado unos límites algo insólitos. Sin embargo, si el acto de hablar significa realmente un desgaste de valiosa energía, quiere decirse que los genes de las personas que más hablan serán menos efectivos y, a la larga, recobrarán el control perdido.
En tercer lugar, uno psicólogo evolutivo podría argumentar que todos estos actos de habla representaron una ventaja para nuestros antepasados y que ahora debemos aceptar las cosas como están aunque ya no nos reporten beneficio alguno. De ser así, deberíamos buscar los orígenes en la biografía de nuestros primeros cazadores/ recolectores.
El nexo común de todas estas sugerencias es que todas se refieren a la ventaja genética para encontrar una explicación. La memética enfoca la cuestión de forma radicalmente distinta. En lugar de buscar las ventajas que puede aportar el habla a la genética, su objeto es descubrir los beneficios que representa para la memética. La respuesta es evidente: Hablar propaga memes. Dicho de otra manera, si hablamos tanto no es para beneficiar a nuestros genes sino para propagar nuestros memes.
Analizaremos en detalle tres de las diversas formas de las que sirve la memética para ejercer presión sobre el cerebro humano y así mantenernos en el uso del habla.
En primer lugar, puesto que el acto de hablar es una forma segura de propagación de memes, (en general) se copiarán más a menudo los que se trasmiten mediante el habla. Se trata del tipo de meme que hará crecer el fondo memético y que acabará pro hacernos hablar a todos abundantemente. Este argumento es similar al que utilicé anteriormente al referirme al hábito de pensar y la teoría de las malas hierbas. El silencio es como un hermoso parterre cuyas flores adornan brevemente el césped pero que pronto se ve invadido por las malas hierbas. Un ser humano silencioso es una máquina reproductora en ciernes, que sólo espera ser puesta en marcha. El cerebro humano está repleto de ideas, de recuerdos y de pensamientos que buscan ser compartidos y de acciones por ejecutar; el ámbito social está lleno de nuevos memes que se crean, se propagan y compiten para ser adoptados y posteriormente trasmitidos. No obstante, el ser humano es incapaz de hablar todos los memes disponibles y la competencia es muy fuerte para los memes que buscan aposentarse en nuestras cuerdas vocales, de la misma manera que las malas hierbas compiten con las flores. Es tan difícil guardar silencio como arrancar malas hierbas.
¿Qué memes ganarán la competición y se instalaran en nuestras voces? Quizás encontremos respuestas en nuestro familiar postulado: Imaginemos un mundo lleno de cerebros, con muchos más memes de los que puedan encontrar alojamiento. ¿Qué memes tienen más probabilidades de conseguir un hogar seguro y de reproducirse?
Ciertos memes se dicen muy fácilmente o bien son muy persuasivos y se trasmiten con soltura. Me refiero por ejemplo a noticias escandalosas, cotilleos, historias de terror, noticias agradables e instrucciones útiles. Se trata de memes que están diciendo:
<< ¡Transmíteme!>>, por razones tanto biológicas como psicológicas. Es probable que se relacionen con temas sexuales, de cohesión social, de impacto o de seguridad.
También cabe la posibilidad de que la sociedad los transmita por mor de conformar con las normas, de ser más aceptada o de compartir sorpresas y lágrimas con sus congéneres. Cabe que la información transferida sea de un interés genuino para el receptor. Sin lugar a dudas disponemos de los elementos para analizar todos estos motivos (que es justamente el trabajo que efectúan los psicólogos), pero esta no es la tarea que ocupa mi argumento memético actual y por esa razón descarto su estudio. Se trata de establecer que tenemos muchas menos probabilidades de transmitir una noticia sobre el estado de salud de los rosales del jardín del vecino, que un rumor sobre lo que estaba haciendo detrás de ellos. Los memes del tipo ¡Transmíteme! Son, en efecto, muy transmisibles y los seres humanos tendemos a infectarnos de ellos.
En 1997, la noticia de que la princesa Diana de Gales había muerto se transmitió a la velocidad del rayo por todo el mundo cuando sólo hace unos minutos que se había anunciado. Todos y cada uno nos apresuramos a comunicárselo a alguien que aún no lo sabía. Yo también lo hice. Recuerdo encender la radio y, en lugar del programa normal, el boletín de noticias no hacía otra cosa que reiterar aquel suceso y, naturalmente, hice unas llamadas telefónicas. Después me sentí algo ridícula por pasar el parte a mis familiares sobre un tema que, en principio, nunca me había interesado demasiado. Pero la muerte de Diana pertenecía a ese tipo de noticias y se esparció como el virus más contagioso y, en pocas semanas, la reputación de la princesa se convertía en algo rayano a la santidad y miles de seguidores se apuntaron a su culto (Mariden, 1997). Pocos meses más tarde se habían donado millones de libras esterlinas destinadas a una fundación en su recuerdo y otros tantos millones se ganaron al vender su reparada imagen. Pocos memes pueden preciarse de ser tan potentes como los de este caso singular, pero el principio detrás del fenómeno es bastante general. Cierto tipo de noticia circula mejor que otras. Se trata de las que se relacionan con eventos que despiertan el interés de la sociedad y que, además, se quieren comunicar cuando se oyen. El resultado de todo ello es que la gente habla más.
Lo cual no significa que el silencio sea imposible. Simplemente, es poco frecuente y precisa de un reglamento especial para ponerlo en práctica contra la tendencia memética natural de hablar sin cesar. Estos reglamentos son evidentes en las bibliotecas, en las escuelas, en cines y teatros e incluso en ciertos medios de transporte y, aunque el público se esfuerce por obedecer, en muchos casos resulta casi imposible. El voto de silencio es tremendamente difícil de cumplir y ello se pone de manifiesto, por ejemplo, durante los retiros espirituales, por breves que sean. El meme del silencio va a contracorrientes.
Este hecho nos sugiere otra aproximación bien distinta, relacionada con la praxis y el reglamento social del habla. Comparemos una vez más dos tipos de memes. Supongamos que existen unas instrucciones que nos incitan a hablar mucho. Dichas normas pueden adoptar modalidades muy diversas; recordemos por ejemplo que el silencio prolongado ante la presencia de otros resulta embarazoso o la obligación de conversar por simples motivos de educación o para entretener a nuestros invitados. Acto seguido, imaginemos que también exigen unas normas que nos incitan al silencio porque aducen que la conversación intrascendente no tiene sentido, o porque se considera educado o incluso porque tienen valores espirituales. ¿Qué instrucciones tienen más probabilidad de prosperar? Creo que el primer grupo y que los individuos adscritos al mismo hablarán más y, con ello, sus mensajes se repetirán con mayor frecuencia, se oirán más a menudo y por ende tienen más probabilidades de ser captados por terceros.
Si mi conclusión no parece plausible a primera vista, recreemos la situación del modo siguiente: imaginemos que un centenar de personas han sido adiestrados en la conducta del primer tipo ( “deberíais ser educados y conversar con vuestros invitados”) y que otros tantos individuos han aprendido la segunda modalidad (“sólo hablará cuando se considere que la educación así lo exige”). El primer grupo hablará, porque dispone del meme necesario que le permite tomar la palabra siempre que pueda. El segundo grupo se mantendrá silencioso. Si los habladores se encuentran con habladores, hablarán. Si los callados se encuentran con callados, no hablarán. La combinación más interesante la representa el grupo de habladores cuando se encuentra ante un grupo de callados porque cabe la posibilidad de que ninguno de los dos cambie su tesitura pero, de hacerlo, se establece un desequilibrio evidente. Un hablador, hablará y, directa o indirectamente, sugerirá que se debe hablar porque las normas de educación suscitan la conversación, o porque es divertido hacerlo o incluso porque es necesario. Ante esta tesitura, es posible que el callado se decida a hablar. Sin embargo, el proceso inverso no suele suceder casi nunca. Un tipo silencioso puede musitar de vez en cuando: <<>> o incluso << ¿podría usted callarse?>>, pero hablará poco, por definición.
Precisamente por este motivo, logrará poco conversos. Es posible que los memes tan singularmente explícitos no abunden, pero existen ejemplos notables como aquel de una compañía telefónica británica cuyo slogan reza: “Hablar es bueno” o bien el antiguo proverbio” el silencio es oro”. La mimética debería ayudarnos a comprender por qué razones el lenguaje debe continuar transmitiéndose, además de enseñarnos que algunos entornos selectivos propician la implementación del infrecuente reglamento del silencio.
Finalmente, otro modo de interpretar la presión memética para incitar el habla se efectúa mediante el análisis de memes en grupo o memeplex y, a la sazón, de tipos de individuos cuya probabilidad de generarlos y transmitirlos es mayor. Los memes que prosperan en el entorno de una persona parlanchina (y que contribuye a que dicha persona sea así) son distintos de los que maneja una persona silenciosa. Por definición, la primera hablará más y, por lo tanto, dará a sus memes una mayor oportunidad de propagarse. Cuando otra persona parlanchina oiga a la anterior, recogerá sus ideas y las transmitirá, a su vez, a una tercera. La persona silenciosa habla poco y sus memes compatibles tendrán menor ocasión de propagarse, debido, a su naturaleza poco dada a explayarse. No cabe la menor duda de que las personas muy proclives a hablar pueden ser irritantes y las calladas, tremendamente fascinantes, pero ella no altera el desequilibrio básico, el resultado inevitable que dicta que los memes para hablar o los que coexisten felizmente junto a los memes que hablan, están destinados a aumentar el fondo memético a expensas de los memes de quienes callan.
Todos estos argumentos meméticos representan parte de un conjunto que aspira a desembocar en unos efectos idénticos. De ser correctos, significaría que el mismo fondo memético se va llenando de memes que fomentan el habla. Todos nos cruzamos en su camino y es por este motivo por el que hablamos tanto. No hablamos para beneficio nuestro ni porque ello nos haga más felices, aunque a veces pueda ser así, ni para el de nuestros genes. Se trata de una consecuencia ineludible de tener un cerebro que es capaz de imitar el habla.
Lo cual nos lleva directamente a nuestros dos postulados principales: Como y por qué se inició el procesos del habla en los humanos. [...]




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domingo, 24 de octubre de 2010

La vida en miniatura -Documental-


"Quién no tendrá una historia extraña
entre los dedos, después de lejos
(tela de araña bailando
clara entre dos espejos)."

           -Silvio Rodríguez-



LOS HILANDEROS DE SEDA



Con la intencional tarea de, si se me permite el término, desantropomorfizarnos un poco, es que hoy subimos a bordo este sorprendente documental titulado Los hilanderos de seda que pertenece a la serie Vida en miniatura.
Muchas veces las personas nos maravillamos, y con razón, de los logros que alcanzó nuestra especie, gracias al complejísimo entramado de redes neuronales que la evolución se encargó de entretejer en nuestros cerebros. Sin embargo, no podemos de dejar de sentir similar fascinación cuando vemos otros de los tantos e ingeniosos caminos que la misma evolución fue abriendo a través de la expresión de genes que, manifestándose en cerebros muchísimo más diminutos, son capaces de dejarnos boquiabiertos por sus  logros obtenidos.
No olvidemos que las personas somos excelentes imitadores y que es mucho más factible que nuestros antepasados hayan aprendido a tejer, al ver el trabajo de estas criaturas, a que lo hayan obtenido haciendo lógicas deducciones.
Una historia hilada muy finamente por Sir David Attenborough, y que sin dudas nos atrapará como a insectos que se topan con una tela de araña.
Espero les guste

Saludos

Juan Carlos






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lunes, 18 de octubre de 2010

La Foto de la Semana - Facundo Alonso -

Que la fuerza te acompañe!






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Johannes van der Waals, Nobel en física en 1910, se preocupó alguna vez por investigar las moléculas, su volumen y las fuerzas que actúan entre ellas, al punto que dichas fuerzas hoy se conocen como fuerzas de van der Waals. Él, nunca se enteró que este gecko moro o salamanquesa que posa desfachatadamente para la foto, utiliza todo el tiempo estas fuerzas con nombre propio. Alguna vez habrán visto a estos animalitos corretear por paredes, vidrios y otras superficies sin ningún problema. Resulta que a alguien le dio curiosidad este hecho y descubrió que, en las dedos de las patas, no se segrega ninguna sustancia , ningún adherente, sino que, analizándolas mas de cerca, vieron que en cada una había millones de pelos, como dice Robert Full, “con el peor caso de puntas partidas de la historia” (aproximadamente 100 a 1000 por vello, hagan cuentas). Las fuerzas entre las moléculas que forman estas puntas de tamaño nanométrico, son las responsables por la gran adherencia a cualquier tipo de material (excepto el teflón, así que ya saben, nada de llevar a uno de estos animalitos a la sartén!). Este, creo yo (y como sufro de debilidad por las analogías), es un buen recordatorio para nuestras fútiles pretensiones de escape del mundo material.

Saludos


Facundo

miércoles, 13 de octubre de 2010

Un poco de Humor. Cambio de cabezas -Leo Masliah-



"Veré los mitos desnudarse
con su banda descompuesta
por un golpe de cabeza."

-Silvio Rodríguez-





PARA REIR y Cambiar la cabeza




Una vez más recurrimos al humor como si se tratase de un anfitrión que nos invita a la fiesta de la reflexión. También una vez más, esta invitación lleva en la portada la foto, y al pie la firma, del genial artista uruguayo Leo Masliah.
En este tan creativo cuento llamado Cambio de cabezas, el autor, deja al desnudo los problemas de identidad que surgen debido al arraigado y tan característico animismo que tenemos los seres humanos. Sin dudas resulta un buen disparador para imaginar y discernir sobre qué es lo que sucedería si de una vez por todas nos “animamos” a sacarle la sábana al fantasma que habita en la máquina y ver qué es lo que hay debajo.
Para quienes no encuentren sentido a realizar este ejercicio, les aviso que de todos modos, igual le puede resultar un cuento muy divertido por lo delirante de la situación y los graciosos juegos de palabras a los cuales este autor nos tiene acostrumbrados. Espero les guste.


Saludos



Juan Carlos




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sábado, 9 de octubre de 2010

¡Buenas Noticias! -Mars Society-





"Ella juega con Marte y lo vuelve tapiz,
dobla al mundo en dos partes, amar y vivir,
puede ser que alguien antes soñó entre su pelo soñar
pero no entre su sueño, como me desvelo
soñando con ella."

-Alejandro Filio-



MARS ATTACKAMA



Demás está aclarar que en este pequeño espacio, tan virtual como real, no sólo nos dedicamos a replicar lo que consideramos pueden ser sueños propios, si no que también intentamos divulgar todas aquellas ideas que creemos que pueden resultar útiles al conjunto de la sociedad.
Quienes estén familiarizados con el blog bien sabrán que no tenemos por costumbre publicar noticias o editoriales de diarios y revistas, ya que para ello generalmente utilizamos nuestro homónimo grupo de facebook.
El caso es que, que no tengamos costumbre, no quiere decir que estemos impedidos de hacerlo, y más aún, cuando se trata de una noticia que, aparte de ser de notable trascendencia, en cierto modo, nos toca un pelín más de cerca que tantas otras importantes noticias que circulan cada día.
Y digo esto, porque la aprobación del proyecto, cuya información podrán leer en los dos link que dejo a continuación, se produjo debido al impresionante esfuerzo y la empecinada dedicación de un encanto de persona, la cual tuve la suerte de contactar y conocer, aunque sea un poquito, gracias a la interacción en este espacio.
Carmen G Jiménez (la g es de guapa), también conocida como Karmelita Youhyax, es actualmente catedrática de la Universidad de Antofagasta, y entre tantos otros, una vez tuvo un sueño. Un sueño que un buen día comenzó a cumplirse. Y como ese día fue hace poco más de 72 horas, es que yo me veo en la voluntaria obligación de replicarlo con tremendísima satisfacción por esta vía.
Como ella dice: “Si este proyecto se lleva a cabo, habré cumplido con la humanidad y mi país” cosa que es totalmente cierta. Lo que no me parece viable en lo más mínimo, de otro de sus dichos, es que en este caso se cumpla su filosofía de cero apego que tanto le gusta profesar, ya que si este proyecto llega a su objetivo final, su nombre, le guste o no, quedará inevitablemente solapado a uno de los eventos más trascendentes de la especie humana.
Para que conozcan cuál sería el objetivo final de este proyecto, aquí les dejo el documental que nos lo cuenta detalladamente desde sus inicios hasta la actualidad.
Me resulta muy interesante ver como, de manera lógica y como debe ser, se vela por la seguridad y se preocupan insistentemente por la vida de los posibles tripulantes de la misión.
Pero yo pregunto:
¿Por qué no utilizan el mismo criterio para defender la vida de una persona cuando mandan a un soldado a combatir en el frente?
Sin dudas un motivo para reflexionar… Bueno aquí van las noticias y el video.
Gracias Carmen por tu aporte y también por ser una persona tan necesaria como querible. Sinceramente te deseo el mayor de los éxitos !

Saludos
Juan Carlos



ESPECIAL INFORMATIVO SOBRE LA PRIMERA VISITA DEL DR. ROBERT ZUBRIN A CHILE


Proyectan crear centro de estudio espacial en San Pedro






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miércoles, 6 de octubre de 2010

Palabras Reencontradas -Juan Carlos Alonso-




"Cuéntame el cuento de las cadenas que te trajeron"

-Pedro Guerra-


Hoy vuelvo a desempolvar viejos papeles para dejar en este rincón de la bodega un monólogo que se me dio por escribir unos cuantos años atrás como tarea de un taller literario que estaba realizando en ese momento. Como en aquella oportunidad, la profesora me dijo que el título era incomprensible (me parece que tampoco se esforzó demasiado en intentar comprenderlo) les dejo la pista que revisen el significado de los números en los sueños con relación al juego de lotería en Argentina y el misterio se develará como por arte de magia… ( Perdón por la ironía, pero no tuve oportunidad de hacerla en su momento je je je)

Saludos!


Juan Carlos





Cuarenta y ocho de veintiuno, del encierro y del cansancio




Dicen que la vida es una lotería. Por lo que veo, muchas veces, la muerte también.
Aunque parezca contradictorio, debo confesar que ya estoy cansado de estar muerto, y digo contradictorio, porque los muertos, siempre nos dijeron que estábamos para descansar en paz y no para cansarnos.
La verdad es que nunca en la vida me imaginé que la muerte pudiera llegar a ser esto. Tampoco supe advertirlo al ver los rostros de los muertos o las muertas con los que me había topado cuando aún estaba vivo, tal vez por ingenuidad propia o, tal vez, no lo noté porque ellos, una de las primeras cosas que aprenden a hacer, es a disimular. Cosa que con el tiempo, aprendí muy bien a hacer yo también.
La causa inicial de nuestro deceso (el mío y el de mi mujer) se produjo, naturalmente, y como en tantos otros casos, por accidente.
Si consideramos que un accidente es un estado que aparece en algo, sin que sea parte de su esencia o su naturaleza, al decir “naturalmente”, en apariencia, se trataría de otra contradicción, sin embargo, si contemplamos la naturalidad con que aceptamos ciertos estados de nuestra civilidad, está visto que no lo es.
El día que se produjo la desgracia fue un sábado por la noche, hace aproximadamente una década atrás. Ella y yo nos encontrábamos sentados en el asiento de atrás de un coche negro, semilujoso y de alquiler. Hay que reconocer que íbamos demasiado rápido y, tal vez, por lo emocionados que estábamos, no le prestamos atención a las luces de precaución.
Pasamos un año y medio en estado de coma compartiendo habitación en el hospital hasta que, finalmente un paro, más cardio que respiratorio, perfectamente sincronizado entre ambos, nos terminó de matar al mismo tiempo. Si, como creíamos, habíamos nacido el uno para el otro, no me parece nada raro que hayamos muerto del mismo modo.
Supe que el chofer del auto aquella noche se salvó, pero según dicen, unos años después murió en otro accidente, aparentemente, en esa oportunidad el “estado” que apreció fue el de embriaguez. Iba solo. Y de un golpe seco de su cabeza contra el espejo retrovisor fue a parar al fondo de una tumba que queda cerca de este lugar.
“Este lugar”… vaya si nos costó conseguirlo. Como muertos recién estrenados que éramos, mucho fue los que nos esforzamos, nos desmorimos ahorrando peso a peso durante interminables años para pagar el crédito que nos permitió seguir muriendo cómodamente en esta bóveda. Siempre signados por los lineamientos que define una sociedad de, y para los muertos.
Luego intentamos alcanzar un alto estilo de muerte como nos habíamos propuesto, pero como tantos otros, nunca lo conseguimos. Recuerdo cuando, por separado, cada uno tenía su vida y en ese tiempo era impensado ahorrar para invertir en estilismos.
Con el paso del tiempo, poco a poco comencé a sentir este encierro. Nuestra muerte cotidiana se tornaba cada vez más rutinaria. Ella no me hablaba ni yo tampoco a ella, la mayor parte del tiempo la pasábamos dentro de nuestro panteón, solo alguna veces, de cuando en cuando, íbamos de visita a los nichos de otros cadáveres con los cuales lo único que teníamos en común era la cesación de nuestras vidas.
Siempre dentro del cementerio.
Las noches eran interminablemente largas pero a esta altura ya dormíamos en féretros separados, lo que implicaba que llevábamos, lo que se dice, una verdadera muerte sexual intensa. Yo, con las ventajas del rigor mortis concentradas en mis músculos más íntimos y ella con su interior seco, tan característico de toda aquella mujer que ya no tiene vida. Cualquier intento resultaba en vano sin la presencia de esa tibia y perfumada humedad que sólo un corazón latiendo es capaz de hacer fluir.
Como de otra forma hubiese sido imposible que suceda, al tiempo, fue el cielo quien se encargó de enviarnos a dos lúdicos angelitos de la guarda, con la injusta misión de ser la última opción de conservar algo entre nosotros, algo que a esta altura ya era inconservable.
Ahora nuestra bóveda esta llena de tierra y se fue cubriendo de telarañas…ya no traigo flores y las únicas visitas que recibimos son cuñadas y suegros que vienen a contarnos de sus muertes. A veces, voy a charlar con los que están en las tumbas comunes, los que por causa o destino terminaron solos en un ataúd, como el chofer del coche. Ellos están muertos como yo, pero suelen ser algo más sabios por el sólo hecho que vivieron más tiempo, murieron sí, pero más viejos. Y me hacen reflexionar…
Siempre fui muy creyente, y no creo que Dios me haya enviado al infierno, pienso esto porque toda mi vida cumplí obedientemente con su mandato divino, acepté las reglas y el destino que Él había marcado para mí, sin embargo, no se por qué estoy acá…
Ya no tolero este encierro, me siento cansado de saber que estoy rodeado de aire y no lo puedo respirar.
Millones de personas sospechan que hay vida después de la muerte. Yo, tengo la firme certeza que la hay. Mañana mismo le pido el divorcio a mi mujer.
Mi conciencia estará en paz con Dios y con la iglesia, ya que cuando aquel sábado en el altar juré honrarla, amarla y respetarla, fue sólo hasta que la muerte nos separe.





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viernes, 1 de octubre de 2010

Religulous - Bill Maher -


"Religión, no tengo más religión que tu risa"

-Antonio Martínez Ares-






REíR SIN DEJAR DE TOMAR CONCIENCIA






Muchos conocerán al comediante neoyorkino Bill Maher, ya sea por sus programas de televisión, por sus geniales actuaciones de stand-up o por sus escritos. Sin dudas, un personaje a tener en cuenta a la hora en que, micrófono en mano, se larga a expresar sus estridentes opiniones
Como me consta que también hay muchos otros que no lo conocen, es por eso que hoy decidimos subir a bordo de este barco un trabajo que realizó hace ya un par de años atrás. Se trata de una película documental en la que aborda el tema religioso mediante breves entrevistas a personas que profesan diferentes cultos, y en las que intenta encontrar respuestas a preguntas sencillas desde una postura tan crítica como curiosa.
A diferencia de otros excelentes trabajos similares realizados por Richard Dawkins, Religulous, cuenta con el toque de buen humor justo y necesario que sólo este comediante puede darle a la película, haciendo de ella un documento que nos provoca risa pero sin dejar que también nos resulte un llamado de alerta a la toma de conciencia.
Para la comodidad de todos, aquí está la versión completa, ya que también se puede ver en youtube, pero en infinidad de episodios, lo que a veces resulta engorros, espero la disfruten.


Saludos

Juan Carlos







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