“Nací cuando las nebulosas
aún eran polvo cósmico en loca presión
cuando ni el bisabuelo de este universo
había conocido la luz.
Nací mucho antes
y aún soy lo mismo que fui"
aún eran polvo cósmico en loca presión
cuando ni el bisabuelo de este universo
había conocido la luz.
Nací mucho antes
y aún soy lo mismo que fui"
Continuando con esta serie de artículos sobre el mensaje de Arecibo, en esta ocasión tomaremos esta pequeña parte del mensaje a fin de decifrar su significado:
Teniendo como referencia la modalidad utilizada para la representación del sistema numérico y recordando que la fila inferior de unos solo sirve a modo de base de dicha representaición, notamos acá la siguiente secuencia de numeros:
0001 = 1
0110 = 6
0111 = 7
1000 = 8
1111 = 15
Aunque sigan siendo números, ya no estamos hablando de tales como elementos abstractos. Ahora representan algo muy puntual, no como una secuencia sino individualmente: Son números atómicos.
Aquí debemos hacer nuevamente una regresión al colegio y recordar ese colorinche cartón que alguna vez pasó por nuestras manos llamado tabla periódica:
En la dichosa tablita encontramos básicamente todos los elementos que forman el mundo conocido. Cada elemento posee características que lo hacen ubicarse en un lugar específico dentro de la tabla. Lo único que necesitamos saber ahora es que cada elemento se encuentra identificado con un número. Esta indentificación no es arbitraria ni caprichosa y he ahí la clave de la universalidad que permitiría que el mensaje sea interpretado por alguna inteligencia foránea. El número que identifica a cada elemento es su número de protones. Bien. Rebobinemos. Como ya sabemos, todo está formado por átomos. Cada elemento en la tabla está identificado por las características de un solo átomo de dicho elemento. Un átomo está formado en principio por tres tipos de partículas: Protones, Neutrones y Electrones.
Protones y electrones forman el núcleo, el cual es orbitado por los electrones. Lo único que diferencia un átomo de un elemento, por ejemplo hidrógeno, de otro, por ejemplo oxígeno, es la cantidad de protones que contiene su núcleo. Eso mismo que leen. TODO LO QUE VEMOS (y también lo que no) está formado, en su gran mayoría, por diferentes combinaciones de estas tres partículas.
Entonces, recapitulando, el número que identifica a cada elemento es el número de protones que posee, o lo que se conoce como número atómico.
1 es el número atómico del Hidrógeno porque posee un sólo protón.
6 es el del Carbono.
7 es el del Nitrógeno
8 es el del Oxígeno
15 es el del Fósforo
Estos elementos son escenciales para la formación y existencia en el tiempo de la vida, tal como la conocemos. El carbono, por ejemplo, tiene unas caracterísiticas que lo hacen muy combinable, por así decir, y es por eso que quizá alguna vez escucharon que la vida que conocemos se basa en el carbono. Mas tarde fue que se descubrió que el azufre también pertenecía a este grupo de elementos, pero no al momento de confeccionarse el mensaje y es por eso que no está incluido.
La idea es que, dando por hecho que una inteligencia extraterrestre tendrá otras formas de llamar a los números y a las partículas que forman el universo, tarde o temprano los habrá descubierto e indentificado y podría saber a que nos referimos. También puede incluso ser posible que la vida por otros lares no esté basada en estos elementos, ni siquiera centrada en el amigable carbono.