Pensando en cómo decir menos mentiras
Unos meses atrás, hablando con una amiga que al parecer en ese momento estaba algo decepcionada con la gente, me comentó con actitud resignada y algo extremista que ella prefería a los animales antes que a las personas, porque ellos nunca mentían.
Ahí le expliqué que estaba equivocada, que existen muchas especies de diferentes animales que engañan (que es una forma de mentir). Algunos lo hacen por mandato genético y le suman intención, como lo son los que usan camuflaje o aquellos que imitan la apariencia física de una especie diferente para confundir a su depredador; otros sólo engañan con la intención, como las aves que dan falsas alarmas de peligro al resto de la bandada para no compartir la comida, o los insectos que depositan sus larvas en nidos de otras especies para que al nacer sean alimentadas. Le conté varios ejemplos como estos con la finalidad de aliviar un poco su decepción haciéndole comprender que la mentira no es algo exclusivo del ser humano, sino que es un mecanismo que podemos encontrar en muchos rincones del mundo natural. El tema es que nosotros con respecto al resto de los animales corremos con ventaja, contamos con una herramienta mucho mas sofisticada para estas cuestiones: el lenguaje.
¿Y qué mejor que la palabra de Steven Pinker para analizar algunos de sus aspectos?
En esta conferencia nos habla sobre la relación que existe entre el lenguaje y el pensamiento. Describiendo como es que, a veces, las palabras que elegimos comunican mucho más de lo que creemos o de lo que somos concientes. Yo, a manera de introducción, quise empezar con esa breve anécdota porque mi propósito es, en este comentario, enfocar la atención puntualmente sobre unos de los aspectos del lenguaje que, más allá que en cierto sentido nos resulta útil, su uso desmedido, desde siempre, pero sobre todo últimamente, nos está afectando bastante.
Sabemos muy bien todo lo positivo y beneficioso que nos resulta tener un lenguaje pero ¿Qué pasa cuando lo utilizamos para mentir en exceso?
No hace falta que nos sinceremos demasiado para admitir que no se puede decir siempre la verdad y generalmente aceptamos que es imposible hacerlo, sin embargo cuando eventualmente hablamos de la mentira como recurso, adquirimos un tono solemne y en nombre de la moral, no dudamos en condenarla enérgicamente, haciendo referencia a ella como si se tratara de algo ajeno a nuestra persona, como que es una cosa que sólo practican los demás.
Por otra parte, en lo cotidiano, la realidad es que nos sentimos bastante afectados cuando descubrimos que alguien nos engaña como también tendemos a buscar justificación cuando le estamos mintiendo a alguien. No es mi intención ahora profundizar sobre la cuestión moral del asunto sino analizar brevemente las implicaciones que pueden resultar si no aprovechamos el conocimiento que tenemos hoy para encontrar un equilibrio a la hora de interactuar con la mentira a través del lenguaje.
Todos los días nos topamos con engaños que se nos presentan en una amplia variedad de niveles. Estos, van desde los que aceptamos concientemente de buena gana, pudiendo resultar productivos, como es ir a ver una película de ficción al cine o un acto de magia, también cuando decimos o escuchamos decir “parecés de menos edad” o “qué bien te queda esa ropa” sin que sea cierto. Luego están las que llamamos mentiras piadosas, que son aquellas que no aceptamos tan fácilmente pero en cierta forma reconocemos que a la larga tienen su utilidad. Hasta finalmente llegar a los engaños graves que nos perjudican, como una estafa o alguna infidelidad, estos son los que terminan provocando nuestra indignación o decepción.
En la economía de la naturaleza todos estamos expuestos a ser beneficiados o perjudicados por este recurso y bien sabemos que el lenguaje es una excelente herramienta para explotarlo.
Hoy la psicología nos demuestra que el mejor mentiroso, el más hábil, es el que realmente se cree su propia mentira. Si alguien está dispuesto a mentir y no está del todo convencido, suele titubear y así corre el riesgo de que no le crean. Esto está claro. Pero entonces ¿Quien sería la mejor víctima de un engaño? ¿El incauto o distraído? ¿El ingenuo? No lo creo, todos ellos suelen ser víctimas de frecuentes engaños pero no son los “mejores”. En mi opinión la víctima ideal es aquella persona que con antelación ya cree en una mentira preestablecida y arraigada en el entorno social, ellos una vez que son engañados, no se reconocen como tal e incluso son propensos a reincidir.
Así como es una mentira afirmar que hay verdades sagradas, considero que es verdad decir que existen mentiras sagradas ¿Qué quiero decir con esto? Nada mejor que poner ejemplos: El más claro sería la creencia de que dios cumple deseos a sus fieles, alguien con “autoridad” les dijo esto y lo creyeron, todos los días lo ponen en práctica y por más que los resultados sean negativos casi siempre, lo siguen creyendo. Otras mentiras sagradas se manifiestan a través de arcaicos íconos de situaciones ideales tales como lo el carácter de incondicional que tiene el amor, la felicidad duradera o la fidelidad de una pareja para toda la vida. Cualquiera de estas cosas resultan engañosas y sin embargo mucha gente luego de haberlo comprobado, sufren y así y todo, siguen defendiendo con uñas y dientes que son ciertas para al tiempo volver otra vez a darse la cabeza contra la pared.
Otros ejemplos algo más relacionados con la dialéctica cotidiana son las clásicas mentiras de los políticos o la publicidad (y no sólo la engañosa). Sabemos que hay muchos políticos que mienten descaradamente y en muchos casos no sólo los elegimos siendo concientes de ello sino que luego de haber comprobado que mentían los reelegimos otra vez. Está tan arraigado que esto es así que ya lo tomamos como algo natural y damos por descontado que algún cambio sea factible.
La publicidad también es todo un tema, muchas veces le creemos y compramos un producto por el sólo hecho de que la agencia de publicidad tuvo uno idea original que nada tiene que ver con realzar las bondades reales del producto, o cuando recurren al viejo método de que si comes X fideos vas a ser un tipo feliz. No se es feliz por comer un plato de fideos X (bueno al menos que no hayas comido en cinco días, claro) Si están recurriendo a la felicidad para vender un plato de fideos, y así lo hacen con muchísimos productos, eso habla mucho de las necesidades que estamos teniendo, tengamos cuidado y estemos atentos a este tipo de mensajes.
Para el final quise reservarme el ejemplo de mentira que más ligado al lenguaje está, y ya desde hace algunos años muy de moda: el positivismo absurdo, ese que es promovido por los más carismáticos garúes de chamuyo (charlatanería) que convencen a cantidad de gente que con el sólo hecho de adoptar un actitud positiva el mundo se pondrá a nuestros pies. No nos dejemos engañar, está muy claro que adoptar una actitud positiva al momento de encarar un proyecto puede ser mucho mejor que hacerlo con una actitud negativa pero tampoco influye tanto como para garantizar los resultados que estos personajes predicen, claro a menos que…usted tenga en sus genes este carisma aun no manifestado y carezca de lo escrúpulos necesarios para transformarse en un nuevo gurú, en ese caso, adelante TU PUEDES!!
Lo cierto es que la mayoría de la gente que lo intenta no consigue los resultados esperados pero muchos siguen dándole su apoyo con la misma mecánica con la que funciona la fe: YO creo en mi energía positiva entonces YO puedo conseguir lo que YO quiero… y YO… y YO…Luego son los que tildan a los hombres de ciencia de arrogantes…en fin, no hay mucho más que agregar.
Todo esto es lo que me lleva a pensar que más allá que nadie está exento de ser víctima de un engaño por motivos de distracción o ingenuidad, hay muchísima gente que es propensa a que le mientan, lo demuestra claramente lo masivo del alcance de todos estos ejemplos. Para mí, es evitable y la solución está a nuestro alcance, el escepticismo es la clave, no debemos pensar, como se suele hacer erróneamente, que ser escéptico es no creer en nada o estar en contra de todo, o bien, lo que también está muy en boga últimamente, que todo el mundo conspira contra uno. No. Simplemente es no aceptar la información empaquetada sin procesarla previamente, discernir sobre los temas, basarse en las pruebas, si nos surge alguna intuición trabajemos para tratar de demostrarla.
Debemos erradicar el concepto de que ver la realidad anula lo maravilloso de la magia, porque es al revés. Si no observamos y descubrimos lo fantástico de la realidad y limitamos a la fantasía sólo a la ilusión de lo imposible, no estamos haciendo otra cosa que sumergirnos en una realidad de vacío, donde la presión de la rutina nos terminará aplastando.
Podemos ser positivos de una manera coherente, sin descartar los toques de suerte, pero tampoco ser dependientes de ellos. Contamos con una energía, claro, pero es la que se manifiesta en los impulsos eléctricos de nuestras sinapsis, hay un polo positivo y un polo negativo, necesitamos de los dos para que funcionen.
Esta sin duda es la mejor manera que tenemos de evitar ser engañados. Tengamos en cuenta que nuestro cerebro es sofisticado, pero aún no tanto como para que las cosas sucedan por el sólo hecho de desearlas, esa es de momento una presunción, por ahora no nos queda más que esforzarnos para conseguir lo que queremos.
Hoy más que nunca, en toda la historia, los que no nos especializamos tenemos el conocimiento al alcance de la mano, es una pena si no lo aprovechamos, porque las mayorías, definitivamente, influyen a la hora de tomar decisiones sobre el rumbo que queremos tomar. No olvidemos que el mundo ya está a nuestros pies, desde el momento justo en que aprendemos a caminar.
Quiero terminar con una reflexión sobre el pasaje de la conferencia en que Pinker muestra la imagen del jarrón para demostrar la analogía del funcionamiento del pensamiento y el lenguaje: Yo pienso que si podemos ver un jarrón o podemos ver dos caras, ahora que lo sabemos, aparte de eso ¿por qué no ver las dos caras del jarrón?
Ah, por cierto, si a alguien le interesa, el final de la anécdota inicial con mi amiga fue que se había enojado con todas las personas porque una vez más había sido engañada…
¿Se lo esperaban?
Si… yo también, pero al menos gracias a mi no se hizo zoofílica. Je je je
Sería constructivo que nos organicemos mejor y no nos engañemos a la hora de hablar de los engaños, pensando en cómo decir menos mentiras. Espero sus comentarios
Saludos!!
Juan Carlos
* para pantalla completa click en ángulo superio derecho de la pantalla
** para subtítulos en español click al pie de la pantalla
9 comentarios:
Juan Carlos me quito el sombrero ante tu exposición y la elección del documental de S. Pinker (en sentido metafórico, claro está, jeje, no llevo sombrero) Se me iba ocurriendo que en la comunicación a través de lenguaje debemos tener siempre claro que: "de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno..." y, por tanto, tratar de ser lo más críticos posible con lo que tenemos delante. Estando de acuerdo en que el escepticismo es una buena postura para no intoxicarnos con todo lo que nos venden a diario. También he pensado en los políticos y he recordado la frase-mantra de Obama durante su campaña electoral, el "yes, we can" o "querer es poder"; parece como si la repetición de consignas las convirtiera en certezas. En fin, un higiénico repaso a nuestras actitudes y también a como podemos/debemos trabajar las aptitudes para ser más eficientes y críticos y menos víctimas propiciatorias del engaño (incluido el auto) que se cuela por cualquier agujero... jeje, sin paranoias. No es fácil, pero si posible y deseable.
Un saludo cariñoso,
Susana B.
Claro Susana aún tenemos muy arraigado un modo de pensar aún algo infantil. Seguramente sea tema de una proxima publicación.
Me quedo con esta frase de Dennett que lei el otro día.
"Cuanto más aprendemos sobre lo que somos,más opciones se abren ante nosotros a la hora de escoger lo que queremos ser"
Agadezco tus palabras y te mando un beso
Juan Carlos a propósito de Denett, voy a ver "Un virus infeccioso", que es una entrada de junio. La frase que citas es liberadora.
Yo sí que agradezco haberte encontrado, replicador de sueños.
Te mando otro beso,
SB
Jeje, la entrada es del 7 de julio que en Pamplona es la festividad de San Fermín.
¡Saludos!!
jejje cierto..hicieron unos comentarios al respecto.
saludos
Muy interesante entrada.
Te dejo este proverbio que me gusta mucho:
"Un vaso medio vacío de vino es también un medio lleno, pero una mentira a medias, de ningún modo es una media verdad"
Jean Cocteau (1889-1963) Escritor, pintor, coreógrafo francés.
Cambiando de tema... me gusta también el tango electrónico. Seguro conoces al grupo "Gotan Project".
Te dejo el enlace de este vídeo que me encanta:
http://www.youtube.com/watch?v=wZk-LJ_KCMg
Hola me llamo Javier de León y dirijo la web La Isla Tuerta 2.0 (laislatuerta.org), una página de contenido variado en tono distendido, crítico e irónico nutrida de varios autores especiales y distintos. Intentamos hacer una unión de gente que tengan ganas de contar algo distinto y con estilo propio.
Hemos visto tu blog, nos ha gustado mucho y queríamos proponerte que escribieras para La Isla Tuerta 2.0 realizando artículos sobre ideas de ciencia y reflexiones en general (estamos abiertos a propuestas), puedes entrar en el apartado colabora y en el apartado de entrevistas de la web y ver como trabajamos.
Queremos tener gente que tenga cosas que contar en cada parte del mundo, como tú.
Estaríamos encantados en poder contar contigo.
Si tienes cualquier duda escríbeme a laislatuerta@gmail.com (preferimos que no nos respondas por aquí por motivos de privacidad).
Un saludo.
Javier de León
Director de La Isla Tuerta.
www.laislatuerta.org
OK Javier gracias por tus comentarios, ya te envio un mail
Saludos
Publicar un comentario