domingo, 10 de enero de 2010

Un Libro que te cambia la vida -Juan Carlos Alonso-

"Paso perdido no te olvido
aunque en los ojos te me pierdes
tengo un dedo en el gatillo,
no corras que te hieres."

-Silvio Rodríguez-


UN LIBRO DETONANDO EL TIEMPO


A veces escuchamos por ahí que alguna persona dice que tal o cual libro le cambiaron la vida. Esta frase, por un lado, la podemos tomar como una obviedad ya que ¿Cuál vida te cambia? Si la vida es un cambio constante donde cada cosa que pase, o incluso las que no pasan, están silenciosamente y sin descanso influyendo de alguna manera, ya sea directa o indirecta y moldeando a cada instante nuestro accionar cotidiano. Entonces, en el caso de leer un libro, la vida de uno puede cambiar al detalle, en cosas que van desde el simple hecho de que nos permita aprender algo nuevo, o que aplicamos algún concepto de lo leído a nuestra experiencia personal, o bien que elaboramos una nueva idea; hasta situaciones externas. Cosas tales como que gracias a que estamos leyendo el libro encontramos al amor de nuestras vidas o nos piso un coche y la vida se nos trocó en muerte, o bien, sin ser tan extremistas, simplemente nos cagó una paloma y tenemos que gastar un tiempo y un dinero que no teníamos previsto en llevar el saco a la tintorería.
Por otro lado, en cambio, podemos tomar la frase como una forma de decir, que es lo que generalmente hacemos cuando un libro en especial nos lleva a tomar una acción importante que va a perdurar en el tiempo o transformarse en un hábito que nos marque de alguna manera en forma sustancial en el resumen que hacemos sobre nuestra propia vida.
Con esto no me refiero puntualmente al mecanismo básico y genial que tiene la lectura, ese de que un libro te lleva a leer otro, ya sea porque te gustó como escribe el escritor, o bien, que leíste algo que despertó tu curiosidad sobre otro tema o autor en particular y, acto seguido, ahí estás en la librería comprando ese otro libro. A lo que apunto es a cuando un libro sirve de nexo para introducirte en una nueva forma de pensar. Para ser más claro en lo que quiero decir voy a poner el ejemplo de mi propia experiencia personal.
La verdad es que por un lado puedo jactarme de lo leído hasta el momento, ya que leí muchos y excelentes libros de excelentes autores, mientras que por otro lado puedo largarme a llorar amargamente acá mismo hasta provocar un cortocircuito en el teclado al pensar en todos los libros que me encantaría leer y no lo pude hacer por falta de tiempo (y que probablemente nunca los pueda leer). Pero bueno, mi propio sentido del equilibrio me lleva a establecer prioridades según mi forma de ser y obviamente según el entorno en el que me desenvuelvo. El otro día, por ejemplo, discutía en un foro con una persona que se notaba claramente que se había pasado la vida leyendo, lo cual no indicaba que sepa más, ya que daba la impresión que simplemente copiaba y pegaba lo aprendido, sin hacer un mínimo proceso en el medio. Seguramente en su entorno de aislamiento académico no necesitaba más que eso y se jactaba de manera bastante engreída de su intelecto adquirido. Yo, en mi caso, que aparte de adquirir conocimiento través de la lectura también me gusta divertirme, conocer como es la gente, etc. Tengo que andar en la calle, moverme en ciertos ambientes donde también hay que hacer un aprendizaje de una cantidad de cosas que te permiten sobrevivir, y con esto no exagero, ya que sólo por poner un ejemplo extremo, más de una vez evité ser lastimado por conocer ciertos códigos que los libros no te enseñan. Es como si yo me fuera al medio de la selva y me vanagloriara ante un nativo de conocerme de memoria el código civil y dos minutos después estoy revolcándome del dolor por el piso porque no sabía que el pedestal que elegí para subirme a recitar dicho código no era otra cosa que la morada de un batallón de hormigas esclavizadoras.
Por eso mi postura no es ni de jactancia ni de lamento, aunque si me esfuerzo por acumular cada vez más conocimiento sobre el mundo que me rodea.
Luego de esta aclaración, y ya que puse el ejemplo de la selva, es hora de ir al grano y develar cuál es el libro que, en cierto aspecto, me cambió la vida. ¿Cómo llegué a él y de qué manera consiguió favorecer tal cambio?
Como conté en un post anterior, mis inicios en la lectura en la preadolescencia pasaron más que nada por la ciencia ficción leyendo autores como Asimov, Bradbury, Clarke. Luego cuando accidentalmente di con el Cosmos de Sagan inevitablemente me empecé a interesar por la astronomía y leí algunos libros que hoy no recuerdo sus autores pero trataban sobre ese tema. Más tarde vino una etapa intelectualmente más rebelde, a través de libros de y sobre el Ché que me llevaron a Cortázar, a Benedetti, a García Márquez, a Rulfo (entre otros). Acá debo aclarar que también la música para mí representaba lectura, ya que aquella era mi época de sexo droga y…canción de autor!!!! (De lo que se llama canción de autor si uno sabe filtrar las canciones que en cierta forma mienten un poco para ganar un poco más de público, se puede aprender, y mucho).
Siguiendo con los libros y dándome cuenta que me estaba abocando demasiado de lleno a la literatura latinoamericana empecé a preguntarme de dónde salía todo esto y a partir de ese cuestionamiento fui virando mi visión para tratar de descubrir que tenía para decirme Europa. Me encontré con libros increíbles, gente como
Mann, Goethe, Hesse, Dostoievsky, Saramago, Savater, Tolstoi, Houellebecq (entre tantos otros) inevitablemente me incitaron a interesarme por la filosofía.
Algo de Platón, Aristóteles, Nietzsche, Kant, Shopennhauer (entre otros) me representaron un viaducto para conectarme de manera algo más íntima con mi propia cabeza y a partir de ahí ver que tenía para decir Freud y enterarme en qué cosas era que se equivocaba.
Todo empezaba a interactuar con todo y de repente mientras mi hermano removía una vieja biblioteca me prestó un libro descascarado publicado por primera vez en 1953. Los pasos perdidos de Alejo Carpentier. Yo ya tenía referencia de este autor cubano pero nunca antes había leído nada de él. Me pareció bien en aquel momento leer una ficción algo realista, como lo es esta novela, para distender un poco la cabeza de cuestiones filosóficas. No me pregunten por qué (preferiría que se enteren por sus propios medios) pero esa historia singular me dio un implacable cachetazo en la mejilla tal, que me dio vuelta la cara y terminó haciendo de manera inevitable que mire hacia atrás. ¿Y adivinen qué es lo que había ahí atrás?
No encuentro mejor metáfora para describir esta etapa que la de una catapulta, ya que este libro me llevó al punto justo de mi pasado, donde el Cosmos de Carl Sagan había quedado fuertemente sujeto en un tiempo determinado. Sólo bastó con transportarme hasta allí para preguntarme por qué no seguí esa línea de lectura que tanto me apasionaba e inmediatamente, mediante el rencuentro con un libro del mismo autor, corté la cuerda de un sablazo, y montado sobre él, salí catapultado enérgicamente, nos sólo nuevamente hacia el tiempo presente sino también a poder pensar en el futuro. Con toda la fuerza renovada de ese impulso casi adolescente y, ahora sí, por el mecanismo básico que tiene la lectura que mencioné anteriormente y del cual Sagan es un especialista, recomendando libros y autores sobre diferente temática (algunos con los que estoy de acuerdo y algunos con los que no) fui derivando en cuestiones de ciencia leyendo el pensamiento de Darwin, Pinker, Dawkins, Dennet, Rees, J. Gould, Smolin, Margulis, Reeves, Hawkins, Wilson, Blackmore (y tantos otros más).
No hay dudas que alguien, con razón, e incluso una parte de mi cabeza vea esta situación con cierto tinte de fracaso, como diciendo cuánto tiempo perdido o por qué no me dediqué de lleno al estudio de todas estas cosas desde un principio. Sin embargo al hacer balance a conciencia, y de ninguna manera a modo de auto justificación, considero que todo esto para mi representó un total acierto, ya que esta lectura me permite tener una visión mucho más amplia en tiempo y en espacio de lo que significa ser humano, que combinado con todo lo anterior, me permite encontrar el equilibrio necesario para desenvolverme en mi entorno, sin dejar de tener en cuenta también hasta dónde me da la cabeza para comprender.
Por estos motivos es que estoy en condiciones de decir que leer Los pasos perdidos, en determinado momento, es un detonante que te puede cambiar la vida. Habría que ver a dónde habrá transportado a todo aquel que la haya leído, si es que logró transportarlo a alguna parte. Eso está en cada uno…
Como dato adicional sólo me resta decir que hace poco recibí la grata noticia que el actor, director y productor Sean Penn, tiene como próximo proyecto llevar esta historia a la pantalla grande. Ojalá, salvando las distancias, resulte una película tan útil como lo es el libro.
Acá les dejo un video muy breve donde se refleja uno sólo de los tantos pensamientos de Alejo Carpentier con respecto a un tema que en este blog se lo considera fundamental:

La combinación de ideas.


Saludos.


Juan Carlos






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9 comentarios:

Valeria dijo...

Alejo Carpentier...he leído un pequeño escrito de el que se llama Viaje a la Semilla, y me encantó como no tienes idea, es realismo mágico, pero describe genialmente el tiempo y el espacio, es muy parecido a la película de Benjamin Button.

De hecho tengo un post con el mismo nombre de la lectura dedicado a ese escrito de Alejo Carpentier.

Un beso!

P.D. buscaré este libro que pones.

Juan Carlos Alonso dijo...

Bueno Vale gracias por el dato, ya que lo mencionás lo voy a leer a ver que tal está.
Si podés leer este libro no creo que te vayas a arrepentir por lo que percibo que transmitís en tu blog.

Un beso

Valeria dijo...

aquí el link.

http://valnouveau.blogspot.com/2009/08/viaje-la-semilla.html

saludos!

Lola - Aprendiz dijo...

No puedes desandar lo andado pero tus pasos no están perdidos lo confirman ese explicito autobalance.
Jugando con el tiempo que es la base del libro que recomiendas, se me antoja lanzarte una ucronía: Carl Sagan expulsa al papa del Vaticano convirtiendo esta sede en una ONG para la ciencia y cultura popular (te imaginas jeje).

La foto, tuya tal vez, un hedonista.

Juan Carlos Alonso dijo...

Gracias vale ahi lo vi..está muy bueno!!

Pecado,cierto lo andado nunca se desanda y los pasos no estan perdidos..por eso simplemente miro las huellas.
Juaaa vaya Ucronía y no te da para escribir una??? esta muy bueno el tema.

yo hedonista? mm tal vez..tal vez jejejej
te mando un beso grande

Rocktambula dijo...

Vaya, es cierto, hay libros que influyen lo suficiente en nuestros pensamientos. Pero más que libros son los propios autores, que con su forma de describir, escribir y narrar logran marcar en nuestras mentes diferentes ideas y significados.

Que bien, me ha gustado mucho tu entrada.

Un abrazo!!

Juan Carlos Alonso dijo...

Es cierto Roctámbula. Olvide mecionar que el reportaje completo del video que publico de Alejo Carpentier es Muy bueno.
Besos

Luis Tolosa dijo...

Vamos a intentar leerlo, aunque no tengo interes alguno en cambiar mivida, pero bueno.....

Juan Carlos dijo...

JAJAJJAJA!!! Luis, yo de haber leído esto, en el hipotético caso que lo haya escrito otro,creeme que hubiese hecho un comentario muy similar al tuyo.
Lo de cambiar es una simple ironía, cambiar en ese aspecto es un concepto muy complicado, por eso preferí jugar con las palabras.
Vos fijate, que en este caso que cuento, en definitiva lo que hace el libro no es hacerme cambiar, sino al contrario, retornar a esa especie de inicio.

Saludos!!