viernes, 11 de febrero de 2011

Un Nuevo Día "D" -Juan Carlos Alonso-


"Siempre termino en lo mismo: asesino tu fantasma
y la diana me sorprende recostado en el balcón."

-Silvio Rodríguez-





UN COMBATE ENTRE HOMBRES QUE DEFIENDEN AL HOMBRE

Y HOMBRES QUE DEFIENDEN A SUS FANTASMAS





Desde hace muchísimo tiempo atrás que las personas, casi como por deporte, no paramos de “minar” nuestro lenguaje con todo tipo de expresiones extraídas del acervo guerrero y, mas aún, a la hora de elaborar nuestros debates dialécticos para “confrontar” con alguien que piensa diferente. También nos encanta emplearlas cuando deseamos ejemplificar de manera contundente, valores tales como el esfuerzo, la dedicación o el empeño que ponemos en alguna tarea que hayamos emprendido.
Tal vez, esto se produzca en un metanivel más elevado en la escalinata de nuestro ilusorio “teatro de operaciones” cartesiano, que aquel que utilizamos en algún momento de la historia, para ir reemplazando las guerras entre comunidades vecinas por los civilizados encuentros deportivos. (En los que aún hoy quedan algunos vestigios del pasado y de vez en cuando algunos individuos de ambos bandos se dan para que tengan).
Como soy un ser humano igual que todos, a la hora de defender argumentos, no estoy exento de recurrir a este tipo de analogías. Y es por este motivo que, desde esta humilde trinchera, construí la que expongo a continuación, para lanzarme al abordaje del tema que hoy me ocupa
¿Quién no conoce la expresión el día D?
Imagino que pocos. Independientemente que hoy se la utilice, más que nada, para identificar ese día por venir en el que prevemos un suceso de importancia en nuestras vidas, todos sabemos, que su origen proviene de la operación militar que materializó aquel desembarco de las fuerzas aliadas sobre las playas de Normandía el 6 de junio de 1944.
Aproximadamente ciento treinta y cinco años antes de este acontecimiento-días más, día menos- y también en Inglaterra, se empezaba a gestar de manera silenciosa y gradual, lo que resultaría ser el causal de uno de los días D más mayúsculos de la historia de la humanidad. Este hecho, bastante iba a tener que ver, también, con el término Overlord (Que es el nombre oficial con el que conoció la operación en Normandía).
Tan sólo un puñado de meses después, más precisamente el 12 de febrero de 1809, veía la luz, por vez primera, quien iba detonar su tiempo, haciendo estallar las bases de lo establecido hasta el momento, e iluminando el conocimiento humano para siempre.
Ese fue el día en que Charles Robert Darwin desembarcó sobre las orillas de, éste, nuestro mundo.
De un salto, lanzó su cuerpo al mar, en el que cayó clavando los talones sobre el fangoso bajofondo. Se irguió y el agua le llegaba al cuello. De a poco comenzó a dar los primeros pasos, uno tras otro. Procurando asentarse cada vez más sobre la superficie blanda para poder seguir avanzando y, por fin, caminar sobre la arena firme. Al hacerlo reconoció el terreno y, luego de tomar una posición estratégica, cargó su fusil, apuntó, y disparó el primer proyectil que terminó impactando, de manera implacable, justo en el blanco de su objetivo.
Esto desató una durísima batalla que aún en la actualidad (dos siglos después) se sigue peleando. Y, aunque en su genealogía tuvo claroscuros, se puede decir con certeza, que hoy, se intenta librar de una manera mucho más clara.

Bueno, haya paz, basta de metáforas belicosas, al menos de momento.
El problema que tenemos hoy, en esta discusión que se dio a partir del hallazgo de Darwin, sigue siendo exactamente el mismo que el de sus comienzos: Un combate entre hombres que defienden al hombre contra hombres que defienden a sus fantasmas. (Perdón, no les avisé, el momento era muy breve).
En lo personal, pienso que debemos seguir dando pelea en esta cuestión, ya que si reflexionamos en lo que hemos “progresado”, nos damos cuenta que en el aspecto cultural (con y sin fantasmas) hemos hecho muchas cosas y, aunque parezca que lo hicimos en una forma cuidadosamente premeditada, si miramos en detalle y a la distancia, es claro que avanzamos prácticamente a ciegas, utilizando el método que mejor nos funciona, o sea, el de prueba y error. Y es el mejor porque es el mismo que utiliza la naturaleza o la evolución. Nosotros no estamos ajenos a ella y el hecho de habernos percatado de ello es lo que nos hace avanzar.
Es obvio que nuestra percepción, en términos generales, algo más sofisticada que la del resto del reino animal, inevitablemente crea fantasmas. Lo importante es identificar cuáles son lo que nos resultan útiles para hacer mejores nuestras vidas y cuales son los que, a día de hoy, hay que pasar a degüello por inútiles, o bien, porque favorecen más a estar pensando en la muerte que en la vida.
Para poner el pecho a las balas y seguir contribuyendo con la difusión de las herramientas con las que contamos para conocernos a nosotros mismos, es que tomamos el aniversario del nacimiento de Darwin, como nuestro interminable día D.
Sirva de aporte esta sencilla metáfora.
Este año lo vestimos al bueno de Charles como al general Eisenhower, ya que el año pasado lo habíamos mostrado como el mejor de los revolucionarios. A continuación les dejo el link de aquella reflexión.

Saludos

Juan Carlos



Revolución Darwin: Un cambio de paradigma retroactivo (pnche en la foto)














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2 comentarios:

Lola - Aprendiz dijo...

entre humo y metralla,
contento y desnudo,
vas matando fantasmas
con tu cañón de futuro.
Muy bueno este post, mi teniente.

Juan Carlos Alonso dijo...

Quizás buscando siluetas
o algo semejante
que fuera adorable,
o por lo menos querible,
besable, amable.

Mucho mejor su comentario, Canarita